UD Almería

Ramazani muestra el crecimiento que se le pedía dentro y fuera

Con estos datos, junto a algunos más, se podría decir que se está en el mejor momento de Largie Ramazani en el presente curso. Ya asentado en la titularidad, tras haber convencido a Gaizka Garitano en la Copa del Rey. En Talavera jugó de inicio y marcó el primer gol para pasar la ronda eliminatoria. Después, ya no ha perdido el sitio de salida en la pizarra del preparador vizcaíno.

Estas dos últimas citas ligueras le han permitido poner en un mayor porcentaje los encuentros en los que ha comenzado sobre el terreno de juego y no en el banquillo. Todo tras haber pasado todo lo contrario en las dos primeras citas del preparador vizcaíno en la UDA. En ambas entró ya bien consumido el segundo periodo, siendo importante en la reacción, principalmente frente a la UD Las Palmas, siendo el autor del gol que suponía, en ese momento, el empate, pese a que se terminó perdiendo. El técnico vio que, aunque pudiera buscar un mayor trabajo para los que se colocan en banda, no podía dejar fuera del equipo a uno de los más verticales y con mayor calidad ofensiva en sus botas.

Aunque el caso contrario lo pudo haber vivido con Alberto Lasarte. Con la cita contra el Granada marcada a fuego cada vez que se recuerda. Porque, en apenas cinco minutos, Luis Suárez marcó tres goles, llegando el pase previo a cada uno de los tantos del colombiano desde las botas del nacido en la localidad belga de Berchem-Sainte-Agathe. Un aspecto que no le 'sirvió' para quedarse en el terreno de juego cuando, en el comienzo del segundo periodo, Leo Baptistao se notó molestias y tuvo que ser sustituido. Una modificación que 'aprovechó' el jiennense para, también, retirar del encuentro a Largie Ramazani, impidiendo que se hubiera podido seguir exhibiendo, tal y como estaba haciendo hasta ese momento.

Ese cambio fue un palo duro. Lo fue para un jugador que, en los cuatro años que lleva en el Almería, ha vivido muchas (demasiadas) montañas rusas. Que se ven en el terreno de juego, pero que también se trasladan al exterior. Porque, como ha demostrado en varias ocasiones en este tiempo, se le suele notar mucho cuando está o no bien a nivel profesional. (Que se lo pregunten a José Gomes o a Rubi).

Sin llegar al enfado público cuando, en la pasada campaña entró desde el banquillo y fue, posteriormente, sustituido en el Ramón Sánchez Pizjuán por Rubi, con aspavientos al llegar al banquillo en contra de la decisión de su entonces entrenador, lo cierto es que sí se le pudo notar sin entender muy bien el motivo por el que debía abandonar, precisamente, él el terreno de juego cuando estaba siendo el jugador más desequilibrante del Almería, por mucho que los tres goles fueran obra final del colombiano Luis Suárez.

En un partido en el que el cafetero terminó lesionado. Dejando todo el peso del '9' para un Ibrahima Koné que, pocos días después, también caía lesionado, jugando con su país (Mali), para colocar en la enfermería una inversión de 15 millones de euros por parte del club en este pasado mercado de verano por parte de la UD Almería. Un doble hecho que abría las opciones, dentro de una plantilla llena de juventud, para ver el nombre que era el elegido para asumir la posición de delantero centro.

Que fue, en los inicios de Garitano al frente del Almería, una decisión para poner a Leo Baptistao. De primeras parecía que le salió bien, con doblete en Montilivi ante el Girona. Hasta ahí. Porque no ha vuelto a que un remate suyo acabara en la portería del equipo contrario. Aunque ha seguido siendo el '9' colocado en la pizarra por parte del entrenador del Almería. Hasta que, en la segunda parte frente a la Real Sociedad, decidió intercambiar posiciones entre el ataque en punta y la banda.

Leo Baptistao pasó al extremo diestro, su lugar en el que mejor rendimiento ha dado en su estancia en el Almería, principalmente el pasado curso a las órdenes de Rubi. De esta manera, el que pasó a la punta del ataque fue Largie Ramazani. Su cometido no fue otro que 'pelearse' con los centrales del cuadro donostiarra (Aritz Elustondo y Robin Le Normand) y poder ganar alguna jugada por velocidad para poner en peligro el marco defendido por Álex Remiro.

Fue una solución de 'urgencia' ante la nula presencia de delanteros sanos en la actual plantilla. Porque a las lesiones de Ibrahima Koné y Luis Suárez hubo de añadir la del serbio Marko Milovanovic (Marezi), apartado de los terrenos de juego hasta final de este año. Así que, a la vuelta del parón de selecciones, se podrá comprobar si esta solución se convierte en algo más que una opción, para ser una realidad.

Sea o no, lo que sí ha podido constatar Gaizka Garitano es que Largie Ramazani le sirve tanto para un 'roto que para un descosido'. Pudiendo ser titular en cualquier momento que quiera, aguantando los 90 minutos del choque. Una situación, la de no ver su número en la tablilla de los cambios (tanto para entrar como para salir), que no sucedía desde la cuarta jornada. La victoria del Celta de Vigo en el Power Horse Stadium (2-3) fue el último encuentro, hasta la visita de la Real Sociedad, en la que Largie Ramazani no se perdió ningún minuto del encuentro.

Como también se pudo constatar que Largie Ramazani acudió a la zona mixta para atender a los medios de comunicación. Contra la UD Las Palmas el club comunicó que ningún jugador acudiría a dicha zona para responder a las preguntas de los periodistas que no fueran la televisión que emitía el partido o la radio oficial de la UDA. Una circunstancia que cambió contra la Real Sociedad. Siendo el belga el que acudió para 'dar la cara'.

Siendo, como es, uno de los jugadores más jóvenes en una de las plantillas con la media de edad más baja de toda la Liga EA Sports. Siendo, en el lado opuesto, uno de los jugadores que más tiempo lleva en el vestuario de la UDA, al cumplir en la actual cuatro años como rojiblanco. Teniendo, todavía, alguna dificultad a la hora de expresarse en castellano, pese a que lo entienda perfectamente. Pero, con todo, asumiendo un rol que, hasta ahora, no había asumido o no se lo habían pedido. El de ser un líder dentro y fuera del campo. En un equipo falto, precisamente, de tenerlos.