El primer día de una nueva afrenta para el Almería

Ayer, en el Anexo, la plantilla trabajó por primera vez esta semana –el lunes fue día de descanso– y seguirá haciéndolo hasta el sábado, con las tres últimas sesiones realizándolas a puerta cerrada con el fin de trabajar aspectos que puedan ser diferenciadores para el partido del domingo frente al Cartagena. Al mismo, el equipo llega obligado y no ganar ni se plantea por esa 'cruzada' indálica por estar en puestos de playoff, a los que llegaría si suma los tres puntos y fallan Oviedo –debería perder– y Huesca –si no gana–.

De momento no hay ausencias, todos están disponibles, pero podría haberlas en breve. Cuando se llega al final de temporada, lo hecho hasta ahora tiene reflejo en la plantilla, pues empiezan a aparecer las 'secuelas' de las tarjetas amarillas, aspecto éste que se deja notar en algunos jugadores. Así, Dion Lopy está a una amarilla de su tercera suspensión esta temporada. Luis Suárez, con nueve, descansaría por segunda vez esta campaña, mientras que otros jugadores como Centelles, Robertone y Puigmal están a una cartulina amarilla de cumplir sanción.

Además del desgaste físico, el cuerpo técnico es consciente de que habrá que hacer frente al cansancio mental, propio de una plantilla que ha vivido una temporada llena de altibajos y que sabe que no tiene margen de error. Por ello, se está haciendo hincapié en los aspectos tácticos y estratégicos y en reforzar el compromiso colectivo y el convencimiento de que el objetivo sigue siendo posible. La presión es máxima, pero también lo es la determinación del grupo por darle un giro definitivo a la dinámica y engancharse de lleno a la pelea por el ascenso.