Osasuna mantiene el plan de Arrasate

Situado en quinta posición, empatado con el Betis, ambos con nueve puntos, el estado de forma de los rojillos es una de las sorpresas de este arranque liguero. La afición navarra está totalmente conectada a un equipo que lleva varias campañas mejorando de forma llamativa y que juega de memoria, sin importar los movimientos que se produzcan en los mercados de verano e invierno.

Con Jagoba Arrasate de nuevo en la dirección del equipo, el plan a seguir es el mismo. La presión constante al rival, cuando no tiene la posesión del balón, y el juego directo cuando se hace con él, es el simple pero efectivo plan que tiene muy interiorizado el conjunto rojillo.

Arrasate alterna los dibujos tácticos con los que su equipo se encuentra cómodo, ya que no afectan al estilo de fútbol directo. El clásico 1-4-4-2 con una alta presión iniciada por los hombres de arriba que juegan tanto cayendo a bandas como entrado a buscar remates creando confusión en las defensas. Del mismo modo, el esquema 1-4-3-3 también es habitual en el modo de operar de los navarros, aunque en esencia la puesta en escena varía poco, con un delantero clavado arriba y dos con mayor movilidad facilitando el ataque por los costados.

También ha utilizado Arrasate un dibujo más conservador, 1-5-3-2, en los partidos más descompensados por la superioridad manifiesta del rival. Igualmente, la idea de mantener dos hombres arriba para mantener los movimientos trabajados con los otros dibujos, así como para intentar llegar por las bandas buscando centros al área y, en todo caso, juego directo. Los cinco defensas, con intención de cerrar bien la portería propia, descansan en tres centrales potentes, aunque los costados se convierten, en este esquema, en dos carrileros de largo recorrido para insistir en los mismos movimientos entrenados e interiorizados, más allá del dibujo táctico empleado.

Independientemente del esquema utilizado, del rigor táctico, de la alta presión y del juego directo, el hecho diferencial de Osasuna se llama 'Chimy' Ávila. El argentino es el buque insignia del equipo, una suerte de Sadiq Umar para los rojillos. Sobre él se descargan casi todas las responsabilidades ofensivas que el argentino acepta sin pestañear. Es cierto que durante este verano Ávila echó un pulso a la directiva navarra en busca de una salida a un mejor destino. El desenlace fue un acuerdo para seguir con los navarros sin perjuicio de que la próxima campaña llegue la hora del adiós.

Osasuna viaja por segunda vez esta temporada en busca de obtener a domicilio un crédito que en solo cuatro semanas ya ha alcanzado en El Sadar.