Noviembre ¿'dulce' para la UD Almería?
La UD Almería empezó el undécimo mes del año con victoria en casa y ahora afronta cuatro exigentes duelos
Hay meses que no se juegan, se conquistan; meses que no se explican, se firman a mano limpia en la tabla de clasificación y en ... la memoria. Hay momentos en los que una temporada deja de ser un relato incierto para convertirse en una marcha sostenida, en un pulso con el ascenso a la máxima categoría que no admite dudas ni excusas. Para la UDAlmería, este noviembre tiene ese sabor previo a las grandes cosechas, puede que sea el punto exacto en el que la confianza deja de ser promesa para ser declaración y en el que las estadísticas empiezan a alinearse con la ambición. No se trata de adornar nada, las cinco victorias y dos empates conseguidos por los de Rubi en los últimos siete partidos no hablan de esperanza, sino de una realidad claramente competitiva.
La racha firmada por los indálicos está viva y el recuerdo del curso pasado no es nostalgia, es un aviso. Aquel trayecto de catorce partidos invicto no nació con fuegos artificiales. Se construyó con disciplina, con sudor y con una convicción que creció silenciosamente hasta hacerse atronadora, justo cuando el equipo alcanzó la velocidad crucero de la que hablaba Rubi, que se concretó desde el 20 de octubre de 2024, en La Romareda, hasta el 19 de enero de 2025 en casa frente al Hueca, con un balance de 10 victorias y 4 empates. La pena es que no se pudo mantener esa sinergia por una mala dinámica principalmente a domicilio. Ahora la racha empieza antes, el 20 de septiembre ante el Sporting, en el UDAlmería Stadium.
El curso pasado, el vuelo llegó después. Esta vez, el motor ya está caliente. El objetivo no es igualar cifras antiguas para hacerlas poesía estadística. El objetivo que persigue el equipo es ascender a Primera División –de momento lo conseguiría por ir segundo, pero queda mucho todvaíd– y, si para eso hay que mirar por encima del hombro al pasado, se hará sin pestañear. La tabla es un recordatorio frío de la posición, pero lo que viene por delante es algo más profundo que una secuencia matemática. Son cuatro partidos que pueden endulzar la ruta hacia la cima o amargarla de inmediato. Dos visitas que no aceptan tibiezas y dos defensas del UD Almería Stadium donde no se puede negociar nada. Aquí se sabrá si lo que late ahora en el equipo es racha o es carácter.
Complicado
La primera parada pone a prueba más que piernas. En el Alfonso Murube de Ceuta, el rival ha convertido su estadio en un santuario de tensión y supervivencia. Allí no se juega bonito, se juega denso, se juega al borde del desgaste mental y se juega sabiendo que cada error es un cuchillo. El Ceuta sólo se ha permitido una concesión en casa, aquella derrota mínima ante el Sporting en su debut como local en Segunda División. El resto ha sido una secuencia de advertencias para cualquiera que visite el Murube. Le ha ganado al Huesca (2-1), Zaragoza (1-0), Eibar (1-0) y Mirandés (2-0). Resultados cortos, victorias ásperas y un dominio que podría denfinirse como silencioso.
El equipo de José Juan Romero sabe defender su territorio y lo hace con una determinación que neutraliza el brillo rival y reduce los partidos a su ritmo. Fuera ha sufrido de manera clara, perdiendo en Valladolid, Santander, León y Córdoba, pero eso importa poco aquí, este duelo es en su guarida, donde cada minuto es una prueba de solidez. Allí no basta con jugar mejor, hay que ser más fuerte, consciente de que la permanencia se consigue en casa.
Sin alivio
Después, el regreso al UD Almería Stadium no trae alivio, trae exigencia. El Cádiz llega con una competencia fuera de casa que casi nunca se resquebraja. Se ha movido por estadios complicados y ha salido de todos ellos con la cabeza alta. Empató en Butarque, igualó un 3-3 en Anoeta, ganó en Málaga y amarró empates en Andorra y Granada.
No es un bloque que se fragilice lejos del Nuevo Mirandilla, es un equipo que se siente cómodo en la fricción y que no necesita dominar para someter. Sus partidos fuera no han sido fuegos ofensivos, pero sí declaraciones defensivas. No concede espacios gratuitos, no pierde orden, no ofrece transiciones fáciles. Frente a un rival así, el recinto rojiblanco exige autoridad, no para gustar, sino para mandar porque hay jornadas en las que no basta con estar bien, hay que ser incontestable.
El recuerdo
Después espera Leganés y ese partido lleva el peso psicológico de lo imprevisible. Butarque, donde empatando se logró el ascenso en la 2021/22, intimida, pero es el propio Leganés el que se ha dejado atrapar por sus paredes. Allí ha sido un equipo que tropieza en su pulso con las expectativas y empates ante Cádiz y Deportivo, derrotas ante Las Palmas, Castellón y Burgos. Butarque es un estadio que obliga al Leganés a pensar más de lo que actúa y donde cada jugada parece más pesada que la anterior.
Y, sin embargo, esa vulnerabilidad doméstica contrasta con una sorprendente eficacia lejos de su terreno de juego. Fuera, el Leganés ha respirado mejor pues sacó un punto del Alcoraz, empató en León y ganó en Granada, Andorra y Eibar. La visita tiene filo, pero el Almería no acude a un examen incierto, acude a un campo donde la duda reside en el local. Aquí no se trata de sobrevivir, sino de aprovechar la grieta del rival y afirmarse como lo que es, un equipo de ascenso.
Sin conviccion
Y cuando noviembre agonice, el Huesca aparecerá en el fortín rojiblanco con un patrón claro porque lejos del Alcoraz pierde piel, pierde aire y pierde convicción. Cayó en Ceuta, se desmoronó en Riazor encajando cuatro, volvió a caer en Cádiz y tampoco sostuvo el pulso en Albacete. Su única alegría fuera fue un 0-1 en Miranda que parece más excepción que tendencia. Es un equipo que fuera sufre cada tramo, que no controla las emociones cuando recibe el golpe y que rara vez convierte segundas mitades en redenciones.
Puede llegar como víctima y eso lo vuelve peligroso en apariencia, pero si el Almería pisa ese partido con la misma determinación que ha mostrado en este tramo, la lógica debe imponerse.
Noviembre no concede coartadas. En este mes no se maquilla nada ni se proyecta futuro abstracto. Se confirma quién tiene nervio de ascenso y quién tiene solamente aspiración. El Almería entra fuerte, sostenido por resultados y respaldado por sensaciones. Ya sabe lo que es encender una racha histórica, ya sabe que la gloria no se anuncia, se construye. Ahora toca decidir si este impulso se convierte en dominio porque hay meses que cambian las temporadas y hay temporadas que cambian a los clubes. Este puede ser uno de ellos. Y está ahí, delante, exigiendo que se escriba con firmeza y sin temblar.
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