¿Hoy qué toca, míster?
Con estos pésimos resultados, lo lógico sería empezar a cambiar de filosofía. Optar por un juego alegre y que se decida a atacar. No estaría mal jugar a algo.
CÉSAR VARGAS
Jueves, 3 de noviembre 2016, 09:05
El título de esta columna de opinión es la pregunta que, imagino, los jugadores del Almería deben formularle a Fernando Soriano en las horas previas ... a un partido. Realmente, es la cuestión que la mayoría de los que seguimos a este equipo nos planteamos cada vez que el conjunto rojiblanco tiene un compromiso.
En el último mes de competición hemos visto a un Almería que salió a por todas, con descaro, ante el Levante, que esperó agazapado atrás a un pésimo Alcorcón, que propuso unas ideas interesantes y ofensivas frente al Nástic y que cortó de raíz con eso alineando un doble pivote totalmente destructivo en La Romareda. Apenas cuatro encuentros han dado para poder ver estilos de juego totalmente opuestos.
Lo del sábado contra el Zaragoza no tuvo explicación lógica. Soriano no sólo decidió no dar continuidad a la filosofía de fútbol ofensivo que funcionó contra el Nástic, sino que optó por alinear un centro del campo de carácter ultradefensivo para, sorprendentemente, intentar sacar el balón jugado desde atrás. Sin armas para ello. Sin éxito, por supuesto. El Zaragoza, que apenas mostró interés por presionar, se encontró con numerosos regalos andaluces que no desperdició. José Ángel, uno de los más destacados frente al Nástic y único mediocentro disponible para intentar llevar a cabo el fútbol que Soriano quería desplegar ese día, lo veía todo desde el banquillo.
De los últimos 28 partidos como visitante, el Almería ha ganado uno. En la mayoría de ellos, el conjunto rojiblanco se ha presentado con un once defensivo, timorato e ineficaz. Con estos pésimos resultados, lo lógico sería empezar a cambiar de filosofía. Optar por un juego alegre y que se decida a atacar. No estaría mal jugar a algo. O, al menos, intentarlo con las piezas que se tienen. Lo peor que podría pasar es que nos fuera igual de mal que hasta ahora.
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