Ni un paso en falso más

Las sensaciones, con respecto al conjunto unionista, son las de un equipo que adolece de fútbol suficiente para pelear por otra cosa que no se la permanencia. Puede que 'sujeto' al resultado que falta, el de la victoria, por más que en la tercera jornada -¡qué lejos queda ya!- se lograra superar al Rayo Vallecano, los rojiblancos no terminan de despegar, sólo con actuaciones 'a medias tintas' y cuando hay gol no hay defensa o cuando el trabajo defensivo se impone, como el sábado, el gol desaparece. Lo de la manta que decían algunos técnicos para justificar los estados cara al gol, ya sea a favor o en contra.

Sí o sí

La del domingo próximo, desde las cuatro de la tarde, es la primera final porque sí. No hay más razones ni más vueltas de hoja, salvo que se quiera vivir otro año peligrosamente, con lo que ello conlleva para el club, los futbolistas y una afición cansada de sufrir durante las tres últimas temporadas, aunque la primera de ellas acabó con la feliz permanencia. De todas formas, la sensación vivida entonces, con aquel partido que acabó en tablas frente al Athletic Club, es la segunda vez que se produce -la pasada temporada en Córdoba pasó lo mismo-, siendo la más lejana en el tiempo un suceso lógico, pero no la temporada que derivó en aquel partido en el Nuevo Arcángel, por ser el final a una temporada desastrosa, por más que esto sea un juego sujeto al capricho de la dichosa 'bolita'. Pero lo cierto es que el resultado fue muy diferente a lo que se había vendido.

Lo de que toca reaccionar ya parece cachondeo, pero sí que es cierto que el equipo está obligado a hacerlo, a congeniar, por ejemplo, el orden defensivo que se instauró para recibir al Lugo -era un equipo que llegaba tras haber marcado en todos los partidos y no fue capaz de desencorsetarse del sistema defensivo rojiblanco-; la efectividad en ataque que mostró el grupo en Montilivi o, cuando menos, acercarse a esos guarismos, y la capacidad de reacción que tuvo frente al Levante para sumar un empate que debió ser una victoria. De hecho, el equipo rojiblanco, que es uno de los que más dispara a portería contraria, tiene uno de los peores registros en cuanto a efectividad, con un 10,8% y un gol cada 9,2 disparos a portería.

Las referencias

La del sábado en Alcorcón pudo ser la excusa perfecta, tanto para los optimistas como para los pesimistas. De un lado, la expulsión de Fran Vélez cambió el partido. El Almería fue otro como consecuencia de tener que jugar con un jugador menos desde el minuto 24. Los optimistas pueden agarrarse a que no quedó otra que defenderse, estar armado, arroparse bien. Y lo hizo el equipo, pero también con el pero de los dos balones a los palos del Alcorcón y las dos paradas de gran mérito de Casto, que de haber entrado alguno el discurso sería la excusa perfecta para los pesimistas.

Los que no ven las cosas tienen también sus argumentos. Con once, el Almería tampoco dio sensación de peligro en Santo Domingo, salvo en dos acciones a balón parado con remates de Jorge Morcillo y de Ángel Trujillo, que si hubiesen entrado -por ser antes que las que tuvo el Alcorcón- también darían pie a que los optimistas se 'crezcan'. Lo cierto es que no entraron y el discurso habla de un equipo rojiblanco que lo mismo no tiene argumentos para justificar que enfrente tenía a un rival que 58 disparos a puerta, con sólo cuatro goles a favor o, lo que es lo mismo, un gol cada 14,5 intentos.

Y para no olvidar, enfrente estará un equipo que no ha comenzado bien la temporada, que, como el Almería, se encuentra en la cola de la clasificación, con muy malos augurios, no peores que los que rodean al conjunto rojiblanco. No hay que olvidar que el Nástic de Tarragona es un equipo que en la pasada temporada se quedó a las puertas del ascenso y tanta diferencia, entre un año y otro, no es demasiado lógico, por más que haya perdido a jugadores importantes, el más su delantero Naranjo que sustentó con sus goles al equipo de Vicente Moreno en los primeros puestos de la clasificación durante la pasada campaña liguera.

Quién lo iba a decir, al menos por lo que respecta al conjunto tarraconense -la UD Almería vive con esos problemas desde la pasada jornada-, que en la undécima jornada del campeonato de Liga 1|2|3 un duelo entre la UD Almería y el Nástic de Tarragona iba a ser una final, pero para ganar y preocuparse menos que si se pierde. Porque en juego está, para el que pierda, asegurarse el 'farolillo rojo' de la competición a la espera de un calendario que no es sencillo para los de Fernando Soriano, con visita a Zaragoza, recibo del Córdoba, visita al campo del Sevilla Atlético y vuelta a casa para enfrentarse al Elche.