Encontrado lo perseguido durante meses cuando las circunstancias son más adversas
La UDA logró mantener por primera vez la puerta sin recibir ningún gol con una defensa plagada de suplentes y 'remiendos'
JORDI FOLQUÉ
Martes, 10 de noviembre 2015, 00:00
Se había convertido en una obsesión. No había rueda de prensa previa o posterior a un partido (dando igual el resultado) que los jugadores, técnicos ... y consejeros de la UDA no se lamentaban de un hecho común en todos los partidos disputados. Nunca, hasta el domingo, se había dejado la puerta propia sin encajar un gol a lo largo de un choque. Siempre, bien Casto Espinosa o Julián Cuesta, habían tenido que sacar el balón del fondo de su red para que un par de compañeros sacaran desde el centro del campo y reanudaran el encuentro. Así había sucedido durante 11 jornadas ligueras y los dos compromisos de Copa del Rey disputados hasta la fecha. Un largo y tortuoso camino que se ha llevado por delante a dos entrenadores y que deja la racha, de partidos sin ganar, en nueve citas ligueras. Una rémora que deja a los almerienses en la zona de descenso a la Segunda División B.
Hasta que llegó el domingo. Por unas circunstancias (buen partido de Casto) o por otras (el Alcorcón no tuvo tantas ocasiones como acostumbra por el buen trabajo defensivo de la UDA), lo cierto es que acabó el partido y los rojiblancos no habían recibido ningún gol. No era extraño que todos los profesionales festejaran tal 'hazaña'. El técnico, que ya dijo en su presentación que debía ser una máxima no encajar tantos goles (una media de dos por encuentro), los jugadores, que no ha habido un día en el que no convirtieran este problema en una obsesión, y hasta el presidente.
Hazaña
Pero esta hazaña (la UDA era el único equipo que había recibido goles en todos los encuentros) se produjo, quizás, cuando menos se esperaba. Por el rival y por las circunstancias negativas que han ido persiguiendo a los rojiblancos en las últimas semanas en la línea defensiva. La zona más castigada por las lesiones. Todo se ha centrado (o cebado) en los zagueros. Lesiones, malos estados de forma y un largo etcétera. Incluso, el propio domingo, el jugador más regular (Michel Macedo) debía retirarse lesionado en el segundo periodo para rizar aún más el rizo de los problemas en defensa.
La salida del brasileño provocó que ninguno de los cuatro defensas que acabaron el partido fueran los que estuvieran el mayor número de minutos en esta campaña. Sí que Jorge Morcillo lo ha estado, pero no como lateral izquierdo, que fue la posición en la que terminó al tener que modificar, sobre la marcha, toda la pizarra que coloca por delante de Casto Espinosa.
De esta manera, a la formada por Michel Macedo, Fran Vélez, Morcillo y Dubarbier que son, básicamente, los titulares en el mayor número de partidos de los que se llevan disputados en el campeonato liguero, la 'transformación' hizo que en Alcorcón terminasen Antonio Marín, Carlos Cuéllar, José Ángel y Morcillo. Siendo la primera vez que, a la vez, coincidían en un partido de fútbol profesional. Y, casi, sin haber estado juntos ni en los entrenamientos en dichas posiciones.
Para terminar de liar esta particular madeja, los que iniciaron el choque en Alcorcón fue la formada por Michel Macedo, Cuéllar, Morcillo y Antonio Marín. Es decir, el segundo fue el único que comenzó y terminó en la misma demarcación. La salida del brasileño y la entrada de José Ángel como central zurdo hizo que Antonio Marín cambiase de banda (de la izquierda a la derecha) y que Morcillo se fuese pegado a la banda izquierda dejando el centro de la zaga para el sevillano que entró desde el banquillo.
Peligroso Alcorcón
Y todo sin mencionar que el cuadro de Muñiz es uno de los más goleadores de la categoría. Que llevaba una media de dos goles marcados en sus partidos caseros. Tanto que es el tercer máximo goleador del curso, solamente por detrás de Mirandés (19) y Real Oviedo (18). Los números decían en la previa que debía ser un partido de muchos goles. Varios, como mínimo, en la puerta de la UDA. Agua. Nada de nada. Empate a cero y los dos rompiendo rachas diametralmente opuestas. Sin mencionar que en el Alcorcón está el máximo goleador de la categoría. Un David Rodríguez, con pasado en la UDA, que lleva ocho goles en este inicio de la competición.
Con el resultado final en la mano, pocos (o nadie) se acordaron de las ausencias. De que no estaba, en el tramo final, Michel Macedo. Que Fran Vélez y Sebastián Dubarbier están de baja y no estarán disponibles, tampoco, frente a la Ponferradina. De que José Ángel tuvo que ser central de urgencia (como en Copa del Rey) para el tramo final. De que Carlos Cuéllar llevaba varias semanas sin jugar por lesión y sin el ritmo necesario de partidos. Que Jorge Morcillo, tan irregular durante el inicio de la temporada, se tuvo que pasar al lateral.
Como se puede comprobar, hechos que pueden permitir que la parte optimista del vestuario se agarre a estas sensaciones nuevas para el colectivo. Que se reafirmen en que están dando pasos para salir de los puestos de descenso. Que la obsesión por mantener por primera vez la puerta a cero deje ya de serlo. Como también reconoció Joan Carrillo, «ahora hay que mirar adelante para ganar partidos».
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