Muchísimo por mejorar, demasiado por solucionar
Confío en que frente al Rayo Vallecano, partido crucial ante un rival directo, pueda volver a reconocer a esa UD Almería que llegó a maravillar por su fútbol creativo, de elaboración en el medio campo y profundidad en las bandas
Que este Athletic que está protagonizando el mejor arranque de su historia te gane en San Mamés no es de extrañar. Es asumible. No es ... un rival de tu Liga. Está muy por encima de esta UD Almería, no un peldaño, sino dos. Lo que ya no es tan comprensible es que la UDA salga a contener a la fieras con cinco defensas y a las primeras de cambio los leones te hayan devorado cuan cervatillo despistado en la sabana.
Cabía esperar bastante más de esta UDA, sobre todo cuando había podido preparar el partido y estudiar al equipo de Ernesto Valverde, que, por otro lado, no tiene ningún secreto, puesto que es fiel a su estilo. Te aprieta y te aprieta hasta que te ahoga si le dejas que te ponga las manos en el cuello. Y el Almería hasta le facilitó la labor saliendo a 'La Catedral' con demasiados jugadores de corte defensivo en una expresa invitación para que te dominara y te acabara haciendo besar la lona con los puños de dos púgiles como Iñaki y Nico Williams.
Espero que este varapalo sirva de aprendizaje y muchos se desengañen del falso estereotipo de los tres centrales. Del falaz argumento de que con cinco se defiende mejor. Es otro más de los tantos tópicos que contaminan el mundo del fútbol, hasta que un día ves cómo salta hecho trizas cuando un futbolista como Nico Williams, absolutamente libre de marca, centra al corazón del área y es su hermano Iñaki, flanqueado por cinco defensas, el que acaba rematando. O cuando Sancet se interna en la frontal del área sin ninguna oposición a pesar de estar rodeado de seis contrarios. Una cosa es la puesta en escena y otra bien distinta tener la aptitud apropiada.
A las primeras de cambio, el entramado defensivo de la UDA había saltado por los aires. Y lo peor es que cualquier expectativa se iría difuminando cuando el esférico seguía en propiedad exclusiva de su único dueño. Espero mucho más de este equipo. Bastante más. Y no dejo de reconocer que Rubi se está comiendo el marrón de tener que empezar a reconstruir un equipo que ya tenía armado y que se había proclamado brillante campeón en Segunda. Pero esto es Primera División. La competición no espera. Ni siquiera a que los nuevos fichajes se acoplen. Aquí se juega a otro ritmo. Con otra intensidad. Muchos futbolistas con empaque y experiencia, algunos consagrados, donde impera la calidad, el oficio y el poderío físico. Exige un plus de todos. Mientras que nosotros seguimos anclados en la estéril referencia de las tres primeras jornadas por aquellos buenos partidos ante el Madrid, Elche y Sevilla, sin llegar a admitir que el hecho diferencial no fue jugar con cinco defensas sino haber tenido a Sadiq.
Tendremos que acostumbrarnos a perder muchos más partidos. Pero no con tan pobre imagen. Es cierto que estamos en la Liga de la lucha por la permanencia. Según Transfermarkt, la plantilla de la UDA está valorada como la decimoquinta de Primera. Como dice Rubi, el objetivo es dejar tres equipos por debajo. Pero no es menos cierto que ante rivales superiores tendrá que jugar con menos sumisión y mucha más determinación. Solo así podrá dar alguna que otra sorpresa para compensar los tropiezos ante sus auténticos rivales. El mismo Athletic que nos devoró había sucumbido 0-1 ante un Espanyol que prefirió plantarle cara sin pervertir su estilo. ¡Ay! El estilo. La propuesta. El patrón de juego. Es lo que más estoy echando de menos en este inicio del campeonato. Demasiados cambios. A veces no reconozco a este Almería que nos tenía acostumbrados a un fútbol propositivo. Está claro que en Primera no podrá dominar los partidos, pero sí podrá discutirle el balón a los contrarios o defenderse con la posesión. Ahora mismo, la alarmante falta de gol está lastrando al equipo y está condicionando su fútbol, con mucho por mejorar y demasiado por solucionar. Pero el gol, salvo que tuvieras a Iago Aspas o Benzema, ejemplos a los que Joao Gonçalves equiparó en importancia con la sensible baja de Sadiq, no llegará por arte de magia, sino a base de convicción y buen juego colectivo.
Confío en que frente al Rayo Vallecano, partido crucial ante un rival directo, pueda volver a reconocer a esa UD Almería que llegó a maravillar por su fútbol creativo, de elaboración en el medio campo y profundidad en las bandas, hasta que los goles caigan por su propio peso. Y también confío en que aparezcan en primera línea futbolistas con el oficio y el saber estar de César de la Hoz o de la calidad de Gonzalo Melero y Adrián Embarba, con suficientes horas de vuelo en Primera División como para que valgan de referencia a sus bisoños compañeros, el propio Ramazani o los recientes fichajes Lázaro Vinicius y El Bilal Touré, para mostrarles cómo se debe competir en la mejor Liga del mundo.
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