Bueno, bueno, bueno. Pues resulta que, después del 'mundialico', de las navidades, del ratico echado en Cádiz con buenas sensaciones y regular resultado, ha llegado ... el momento del volver al 'Power'. De nuevo toca enfundarse, seguramente embutirse después de tanto turrón, la elástica rojiblanca y echar una caminata de veinte o veinticinco minutos dirección al estadio, o bien echar el mismo rato o más o en un atasco, para llegar a tiempo de cantar a capela el himno del sentimiento y del orgullo rojo y blanco, al menos la primera estrofa hasta que la asfixia haga acto de presencia, por obra y gracia de un pentagrama exigente para no iniciados en el mundo de la música. Y todo ello, bufanda al viento. Vamos, el ritual desde que llegó nuestro amado Turki.
Total, que todo pinta muy bonito salvo porque enfrente estará la Real Sociedad, destino final de nuestro Sadiq Umar que, literalmente, no entró con buen pie. Los donostiarra son los mejores de la competición real. Porque, seamos realistas -de realidad, no de la Real- y comprendamos que este campeonato, desde hace años, no es aquella liga de las estrellas que tanto se nos vendió. Ahora las estrellas, más aún tras el adiós de Messi y Cristiano, ya no vienen a España. Se van, principalmente, a Inglaterra, donde sobra el dinero y hacen un mejor reparto del mismo para disfrutar de una mejor competencia y de un mayor número de candidatos a ganar.
Lo dicho. Que en España tenemos a la Liga y la Federación entregadas en cuerpo y alma al binomio Barça-Madrid, que son los que generan dinero y los únicos que aspiran a tener hombres extraordinarios en sus filas. El resto, meros 'sparrings' para las dos vedettes solo están llamados, fuera de ese papel secundario, a participar en una liga menor donde se reparten el tercer premio, actualmente en manos de la Real Sociedad, algunos billetes para Europa y otros para Segunda División.
De esa liga, la de los hombres ordinarios, la Real es el mejor. No el más ordinario, no. El mejor. Juega bien, juega bonito y, salvo el dispendio de Sadiq Umar, juega barato. Esto último, excepción hecha de Barça y Real Madrid, es un factor común a una liga venida a menos. La de los hombres ordinarios. No lo digo por aquello de que escupen al suelo cada vez que les enfoca la cámara de televisión, que también. Lo digo porque son deportistas de un nivel normal. O 'normalico', para entendernos. Pero a nosotros nos basta para ilusionarnos caminito del 'Power'.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión