Era nuestra guerra
Total, que al joven brasileño le dio por ponerse a marcar goles y el Mallorca, que empezó el partido sin muchas ganas, se le quitaron todas antes del cuarto de hora de la segunda mitad
Javier Gómez Granados
Almería
Sábado, 20 de mayo 2023
El momento más tenso de la temporada llegaba con un partido que, de los cuatro que restaban antes del comienzo, la UDA se había marcado ... como de obligatorio cumplimiento obtener los tres puntos. Se notó en los primeros minutos, con precipitación y estrés que provocaron errores que pudieron costar carísimos. El coreano Kang In tenía ganas de jugar aunque el resto de su equipo venía con cierta pasividad. Pero el oriental decidió que esta tarde tocaba fiesta y en dos ocasiones claras, por errores defensivos de bulto, a punto estuvo de hacernos la del Alcorcón del año pasado. Comoquiera que no atinó con la portería, se dio el Mallorca de bruces con otro tipo, brasileño él, que también tenía ganas de disfrutar de la tarde. Lázaro sacó a relucir su gama de golpes, como ya hizo en El Sadar hace unos días, y con una efectividad muy de agradecer cuando falta el oxígeno, colocó tres veces el balón en la red y hasta se permitió el lujo de errar en la, teóricamente, más sencilla que tuvo.
Total, que al joven brasileño le dio por ponerse a marcar goles y el Mallorca, que empezó el partido sin muchas ganas, se le quitaron todas antes del cuarto de hora de la segunda mitad porque, la verdad, meterse en guerras como la que estaba el Almería, no le rentaba. Así que, a ver pasar los minutos, aguantar la bronca de Javier Aguirre en sala de prensa y vuelta a las islas a tomar el sol mañana domingo.
Decía Rafa Nadal, también balear, que la bola más difícil de jugar es la de partido, la que te da la victoria. Los nervios, el estrés por cerrar con éxito el trabajo bien hecho, hace que todos los fantasmas pasen por delante en esos instantes y que los miedos a no conseguirlo se multipliquen. En esa situación está la UDA en este momento. Tiene bola de partido pero nada está asegurado hasta que las matemáticas hagan su trabajo. Pero el gustazo que llevamos los rojiblancos, al menos hasta el martes, ahí queda. Y con Lázaro que, además de levantarse y andar, también pega unos pelotazos a la red que son un placer para los sentidos. Para los nuestros, claro.
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