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UD Almería

A los jugadores de la UDA

Ahora que Almería y su equipo se han hecho invisibles para los aficionados al fútbol en España. Ahora que el silencio se hace insoportable en los pasillos del club. Es ahora cuando ha llegado el momento de que los futbolistas sepan que aquí, en Almería, nadie les exige la permanencia

Javier Gómez Granados

Almería

Viernes, 12 de enero 2024, 20:21

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Ahora que la liga se ha quedado vacía de contenido para todos los que forman parte, de un modo u otro, de la estructura y ... del entorno de la UDA. Ahora que los hechos demuestran que desde Arabia han retirado la respiración asistida al equipo, tal vez también al club, esperando el fatal desenlace. Ahora que las tertulias de radio, las páginas de periódicos, las webs y hasta las charlas de barra de bar han quedado prematuramente agotadas, sin nada con qué rellenarlas. Ahora que la nave rojiblanca, que amenazaba con un satisfactorio overbooking, va perdiendo pasajeros de forma silenciosa. Ahora que Almería y su equipo se han hecho invisibles para los aficionados al fútbol en España. Ahora que el silencio se hace insoportable en los pasillos del club. Es ahora cuando ha llegado el momento de que los futbolistas sepan que aquí, en Almería, nadie les exige la permanencia. Nadie la espera y nadie cuenta con ella. Nadie siente presión, ni angustia, ni desazón por la pérdida inevitable de la categoría. Sí, tal vez, aburrimiento y hastío. Pero no rencor ni ira. Los futbolistas deben saber que la presión que les atenaza es sólo de ellos. De nadie más. Que Almería asume su destino, como tantas otras veces, sabiendo que las oportunidades volverán a llegar. Y que la caída a Segunda no hace tanto daño como en otros muchos lugares drogados de ínfulas.La afición de la UDA, los medios de comunicación locales, los trabajadores del club, las gentes que preguntan por el resultado del equipo cada lunes, no sufren por no alcanzar la cuarta posición por la cola. Sufren, y mucho, por sentir que la presión a la que se someten un buen puñado de futbolistas llegados de otros lugares pueda convertir en indigno un destino que, para la UDA, no lo es. Jugar en Segunda no era lo esperado pero no es un castigo divino, ni mucho menos. Producir lástima sí que es insoportable. Perder la dignidad, más aún. Porque aquí, a los jugadores de la UDA, nadie les pide ya la permanencia. Únicamente un rato de diversión cada fin de semana hasta junio. Y dignidad. Menos lágrimas, menos lamentos y más diversión por el privilegio de jugar al fútbol en la mejor liga. Aunque sea unos meses. Queremos disfrutarlo todos. Eso es lo único que las gentes de Almería piden, no exigen, a los futbolistas rojiblancos. Y eso, algún día lo valorarán, debe ser motor suficiente para marcharnos a Segunda ganando partidos, divirtiéndonos y manteniendo intacta la dignidad de la Unión Deportiva Almería. La de siempre.

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