El discurso de Rubi
Como ocurriera en el Metropolitano, los almerienses pudieron ser goleados pero maquillaron su lastimosa actuación en el tiempo añadido
Javier Gómez Granados
Almería
Sábado, 22 de abril 2023, 20:54
Lo malo no fue que el Athletic ganara con facilidad en el 'Power'. Tampoco la fragilidad defensiva que volvió a mostrar la UDA en un ... momento en el que ya no hay tiempo para corregir errores. Ni siquiera la complicada situación en la que quedan los rojiblancos en la clasificación. Lo realmente malo de lo vivido ayer fue que, tal vez por primera vez, la grada se quedó en silencio asumiendo la impotencia de los suyos y preparándose para un destino no deseado.
Cuando Centelles marcó el gol que daba dos minutos de vida a un partido herido desde el error de Fernando y muerto desde la falta de pulso colectivo en el segundo tanto, la mitad de la gente que casi llenó el estadio estaba ya camino de casa. Como ocurriera en el Metropolitano, los almerienses pudieron ser goleados pero maquillaron su lastimosa actuación en el tiempo añadido. Sin embargo, en casa nunca antes habían dado tantas muestras de incertidumbre en cada acción, como si jamás hubieran entrenado y jugado juntos. Parecían improvisar esperando que el azar hiciera un guiño favorable. Debilidad alarmante ante su propia gente que, lejos de reprochar, decidió poner rumbo a casa y dejar de sufrir.
Lo malo fue, definitivamente, el silencio de la grada durante casi todo el partido. El silencio que grita desesperadamente la resignación de una afición que no ve la tierra prometida, que no ve ni escucha a Turki desde hace mucho, mucho tiempo, y que no tiene a nada a lo que agarrarse para continuar viviendo el sueño oriental que se evapora más cada día que pasa.
Lo menos malo de ayer fue el discurso de Rubi en la sala de prensa. De su boca salieron palabras de aliento y optimismo por el partido realizado. Rubi sabe que nadie le creyó. No lo pretendía, seguramente. Sólo buscaba calma cuando más difícil es tenerla. Porque la autodestrucción es una tentación que sobrevuela Almería, pero también Valencia, Barcelona o Valladolid. Y el que más resista esa tentación, más opciones tendrá de sobrevivir.
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