Lo de las redes sociales es el lugar perfecto para, valiéndose del anonimato –Elon Musk paralizó hace días la compra de Twitter hasta saber más ... detalles sobre los perfiles falsos de la red social–, dar palos a diestro y siniestro por una pelotita que 'marcamos' o, como ocurrió el pasado sábado, no 'marcaron'.
A la conclusión del partido del sábado de la UD Almería frente al Alcorcón, muchos miran hacia si Fran Fernández es un 'indigno' almeriense por impedir 'la fiesta', si la UD Almería 'faltó' al respeto al rival por haberla preparado y darle carril al jolgorio como si el karma se preocupara de esas cosas. Mil historias para justificar un empate que sabe a derrota.
Unos, los más, con la máscara puesta, se han dedicado a verter y ser, como cuando España caía derrotada en cuartos de final de mundiales y Eurocopas, unos de los 40 millones –en aquellos años– entrenadores y 40 millones de alineaciones. España ha crecido y siguen dándose carnets de entrenador como másteres. He leído que por el empate del sábado habría que echar a todos por 'tuercebotas'. ¿Sumar 80 puntos en 41 jornadas, que pueden ser 83 en 42 –Espanyol y Mallorca ascendieron el pasado año con 82 puntos o el Huesca subió a Primera hace poco con 70– es de 'tuercebotas' o de fracasados?
El fracaso no es eso que dice la RAE sobre 'malogro, resultado adverso de una empresa o negocio' o 'suceso lastimoso, inopinado y funesto'. Es otra cosa. Rafa Nadal decía hace unos años que «nadie fracasa si hace lo posible por ganar. Se fracasa cuando no se esfuerza lo suficiente para lograr sus objetivos. Si se hace lo posible por ganar, eso no es fracasar, para mí. Yo nunca me he dejado ir en los partidos ni en los entrenamientos». El fracaso, para mím no está en un balón que se va al palo o se manda fuera cuando el objetivo es meterlo.
Seguramente, algunos de los que el sábado fueron al campo a ver ganar a la UD Almería han fracasado alguna vez en su vida cuando, con su hijo acompañándole en la grada, quiso llevarle a que viera ganar a su equipo y cuando el resultado fue negativo y el niño se interesó por el motivo de la derrota la respuesta fue «han perdido por que son 'tuercebotas'». Fracaso es cuando se vence y se habla de «vencemos» y cuando se pierde es que «perdieron». Fracaso en esta sociedad es culpar al maestro por el suspenso de un hijo que está en la calle por algo tan lícito como querer jugar y el padre no lo educa para que juegue cuando quiera y estudie cuando deba.
El fracaso en el fútbol no tiene sentido cuando un futbolista, once o 16 juegan para ganar y no lo consiguen. Cuando eso pasa hay que levantarse y volver a ganar y si se pierde ser tan partícipe de la derrota como cuando haces tuya la victoria. En fútbol, el fracaso es otra cosa bien distinta a lo que los 'valientes' que hablan en redes sin nombre expresan para pagar su frustración como educadores.
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