La UD Almería empieza la 'nueva normalidad', con las viejas aspiraciones del ascenso

Las cosas han cambiado, lo han hecho tanto que no se sabe si, como el tren que se pone en marcha, lo hace por la misma vía o un malintencionado cambio de agujas lo posiciona en la otra, la de la racha negativa, la de las seis jornadas sin ganar. Lo que sí es cierto es que todo es nuevo, Incluso lo de hablar de semanas puede suponer que se incurra en el error, y sin el puede, porque en siete días se van a celebrar lo que antes se hacía en un mínimo de 12 –podría empezar una primera jornada un domingo, jugar el fin de semana siguiente y acabar el tercer partido un viernes–.

El caso es que hoy, casi cien días después, la UDA se pone 'manos a la obra' en ese intento de construir algo intangible, pero palpable a la vez, pues se trata de hacer real el sueño –Calderón de la Barca decía que «la vida es sueño y los sueños, sueños son»–, y la materialización del mismo es el ascenso. Todo rodeado de la incógnita sobre cómo responderán los dos equipos. El Albacete llega con la sensación de no haber podido hacer nada en Vallecas, el Almería con la de verse por vez primera en juego tras esos tres meses sin disputar un partido, por más que haya habido duelos de entrenamientos, pero ya se sabe que en ellos no se compite como cuando hay puntos en juego y estos son un cúmulo de intereses y, sobre todo, opciones que se pierden al término de los 90 minutos, pues la oportunidad no vuelve a presentarse.

Difícil es saber cómo se presentará el equipo indálico en el Carlos Belmonte. Con más de un mes trabajando a puerta cerrada, sólo han transcendido escasos datos. Lo que sí parece claro es que todos parten de cero en cuanto a posibilidades de aparecer en el once que afronte la primera de las once finales que tienen los rojiblancos en ese intento en el que, con una desventaja de seis o cinco puntos con respecto a los puestos de ascenso, las derrotas tienen una incidencia casi mayor que en las anteriores 31 jornadas ya celebradas. En un campeonato con las connotaciones que tiene el actual, al igual que las victorias pueden encadenar estados de ánimo positivos –tres partidos en siete u ocho días–, una derrota puede tener aspectos negativos por ser casi un golpe al estado mental.

Los rojiblancos dan la sensación de estar en buena forma. Incluso, José María Gutiérrez ha recuperado efectivos porque los cuatro que no acabaron antes del confinamiento están repuestos, con Juan Ibiza convertido en el gran fichaje del mercado de invierno. El pitiuso se lesionó allá por el mes de agosto y esta 'prórroga' competitiva le permite no sólo estar apto para las convocatorias sino ser incluso jugador con pie y medio en el once de esta nueva etapa competitiva. Y, como queda dicho, aunque todos parten de cero, hay quienes pueden conformar ese primer once para la historia. Sólo el hecho de haber salido de una lesión le puede impedir aparecer de salida en el once.

Sí parece que este podría parecerse mucho al del partido del 'anterior campeonato' liguero, aquel en el que, tras golear al Deportivo de La Coruña, se restauraron, un poco, las heridas de seis jornadas anteriores sin conseguir la victoria y que 'condenó' a los rojiblancos a perder la posición de privilegio de la que tenía tras un buen comienzo de 2020. Así, Fernando estaría bajo palos; con Iván Balliu e Iván Martos, en los laterales. Por el centro podrían jugar David Costas y Nikola Maras, aunque por el gallego podría entrar Juan Ibiza, un valor en alza tras ese largo proceso de recuperación de la lesión sufrida en la semana previa al partido frente al Huesca, de la tercera jornada. En el centro del campo, con César de la Hoz y Valentín Vada por el centro, y Corpas, por la derecha, la novedad sería la vuelta de Lazo por el costado izquierdo, en lugar de Fran Villalba. Arriba, en el enganche Juan Muñoz y en punta Darwin Núñez.