En el fútbol no soporto ni los linchamientos ni los homenajes. En ambas situaciones siempre me asalta la sospecha de estar ante un extremo u ... otro; en el linchamiento hay cierta inquina y revancha de ir a por alguien y en el homenaje hay muchas dosis de favoritismo para premiar a uno y no a otro. Nadie lo puede hacer tan rematadamente mal para cargar con el muerto ni por el contrario, nadie lo puede haber hecho tan perfecto como para ser pontificado. En disciplinas unipersonales, quizá; en un deporte coral, como el fútbol, no. El caso es que si uno lincha o uno homenajea lo que no debe es hacerlo solo los días impares. Coherencia.
Después de que Rubi estuviera en búsqueda y captura desde Ponferrada, ha habido silencio administrativo tras lo de Alcorcón.
En ese Juzgado Número 1 de las Redes Sociales donde no cabe recurso, la derrota en El Toralín convirtió a Rubi en trending topic. Sin embargo en Alcorcón, silencio administrativo.
Un buen médico es aquel que atina con la receta pero el mejor médico es aquel que detecta la patología. El ojo clínico. La noche en el sur de Madrid fue perfecta en parte por la ejecución y en parte por la preparación. Rubi detectó el problema y aplicó la solución. No siempre pasa con lo primero y es muy complicado ver lo segundo. Ni todos los entrenadores saben ni hay muchos que se atrevan. A él le importó más el rendimiento del equipo que las preguntas posteriores. Puso en el campo un violín llamado Portillo en un escenario de rock and roll y domesticó a la fiera. Hizo compatibles a Samú y De La Hoz y conquistó la zona de batalla. Y ahí no solo ganó el encuentro sino que venció en credibilidad; los tres puntos se ven en la tabla y sirven para sumar mientras que lo otro está más escondido y, sin embargo, sirve para multiplicar.
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