Cerca del juego, lejos del destino
El Almería manda en el campo y en las sensaciones, pero el Valladolid se llevó el premio en un partido torcido por errores
El Almería fue dueño del balón, del ritmo y de las sensaciones, más cerca siempre del gol que su rival, pero terminó alejándose de la ... recompensa que tanto mereció. La primera parte estuvo marcada por la superioridad rojiblanca, un penalti fallido y un tanto anulado que cambiaron el rumbo de un partido en el que el Real Valladolid apenas propuso fútbol, pero encontró ventaja en la pegada aislada y el auxilio de las decisiones arbitrales.
Real Valladolid
Guilherme; Iván Alejo (Trilli, m. 75), Pablo Tomeo, David Torres, Guille Bueno, Stanko Juric, Víctor Meseguer (Maroto, m. 83); Amath Ndiaye (Peter Federico, m. 61), Julien Ponceau (Alani, m. 83), Stipe Biuk, y Marco André (Latasa, m. 75).
3
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UD Almería
Andrés Fernández; Daijiro Chirino (Marcos Luna, m. 73), Nelson Monte (Aridane, m. 78), Federico Bonini, Álex Muñoz; Gui Guedes (André Horta, m. 46), Stefan Dzodic; Adrián Embarba (Arnau Puigmal, m. 63), Sergio Arribas, Nico Melamed, y Leo Baptistao (Thalys Henrique, m. 73).
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Goles 1-0, m. 20:Marco André. 1-1, m. 72:Sergio Arribas, de penalti. 2-1, m. 89:Latasa, de penalti. 3-1, m. 99:Maroto.
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Árbitro Arcediano Monescillo, castellano-manchego, auxiliado en el VAR por el cántabro Lópoez Toca. Amonestó a Guilherme (m. 11), Almada (m. 15), Iván Alejo (m. 55), Meseguer (m. 71) y Peter Federico (m. 76), del Real Valladolid, y Nelson Monte (m. 14), Guedes (m. 36) , Leo Baptistao (m. 56), Federico Bonini (m. 89) y Stefan Dzodic, de la UDAlmería.
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Incidencias Partido de la jornada quinta en Segunda A, Liga SmartBank, celebrado en el José Zorrilla, con tres cuartos de entrada.
En la segunda mitad, el equipo indálico igualó desde los once metros y empujó para ganar, con ocasiones claras y el larguero negándole la victoria. Sin embargo, un penalti revisado en el VAR y un gol final de Maroto transformaron la justicia en castigo, dejando al Almería con la certeza de haber jugado mejor y la amargura de marcharse de vacío
Más cerca, más lejos
El Almería salió al campo decidido a ejecutar su plan. Los primeros minutos fueron de tanteo, con ambos equipos presionando arriba e intentando ganar terreno desde la intensidad. El equipo indálico se mostró más suelto, con buenas combinaciones, moviendo el balón con rapidez y juntando hombres cerca de la jugada, lo que generó más de un quebradero de cabeza al conjunto pucelano. Dueño del balón y del ritmo, el Almería dominaba el tempo del partido.
En el minuto 10, una gran acción colectiva terminó con un centro medido de Adrián Embarba que Leo Baptistao remató de cabeza, pero el balón se marchó fuera. Un minuto más tarde, otra vez Embarba filtró un pase magnífico para Melamed, que recortó a Guilherme en el área, y fue derribado por el propio guardameta. Desde los once metros, el propio Embarba no logró transformar el penalti, desperdiciando una ocasión clarísima. El Almería estaba más cerca... pero el marcador decía otra cosa.
Todo al revés
Y lo pagó caro. En el minuto 20, Marcos André adelantó al Valladolid en una acción con más fortuna que intención. Biuk colgó un centro-chut desde la izquierda en lo que parecía posición adelantada, pero el balón encontró la pierna del delantero pucelano, que desvió el esférico casi sin querer para marcar el 0-1. Era apenas el segundo disparo del conjunto visitante; el primero, de Amath, ya lo había desviado Bonini a córner poco antes.
El Almería reaccionó con rapidez, aunque tuvo que seguir vigilando algunas llegadas aisladas del Valladolid. En el minuto 26, tras una falta lateral, Federico Bonini cazó el balón y lo mandó al fondo de la red, superando a Guilherme, que mostró unas manos de plastilina. Pero el colegiado López Toca, con el auxilio del VAR y de Arcediano en la sala VOR —una pareja con historia—, anuló el tanto por fuera de juego posicional de Gui Guedes. Según la interpretación arbitral, el portugués impidió que un defensor pucelano pudiera disputar el balón, a pesar de no tocarlo.
El fútbol que no se ve
El equipo de Guillermo Almada se encontraba dominando el marcador con «medio gol» y muy poco fútbol. El que realmente proponía era el Almería, que jugaba a toda velocidad, llegando constantemente al área rival y generando peligro. Pero el penalti fallado y el gol anulado pesaban demasiado. Aun así, el conjunto rojiblanco crecía con el paso de los minutos, empujado por el coraje y el fútbol, frente a un Valladolid impreciso, que apenas lograba encadenar tres o cuatro pases seguidos.
El juego del equipo pucelano era simple: cortar, interrumpir, frenar, y esperar. Poco más. Lo preocupante era que lo hacía con total impunidad. El colegiado no sancionaba las constantes interrupciones ni las faltas tácticas, y el árbitro desarrolló un arbitraje sibilino que, sin decisiones escandalosas, fue minando el ritmo del equipo local. El control del partido se le escapaba al Almería, no por su juego, sino por un criterio arbitral desigual.
El descuido
El Almería seguía buscando el gol, pero en esa insistencia dejó espacios. Justo antes del descanso, en el minuto 45, un error grosero en la salida de balón de Nelson Monte permitió que Amath Ndiaye se plantara solo ante Andrés Fernández. El extremo se zafó del central portugués y buscó portería, pero el guardameta del Almería salvó a su equipo con una intervención de mucho mérito.
El Valladolid, mientras tanto, seguía a lo suyo: no jugar. Su estrategia era sobrevivir, cortar cualquier atisbo de fluidez y enfriar el partido. El árbitro colaboró sin querer —o no—, permitiendo reiteradas faltas sin castigo. Aún así, el Almería volvió a rozar el empate en el minuto 48, cuando Nelson Monte conectó un cabezazo peligroso tras una falta sobre Melamed. El balón cruzó el área con peligro, pero se marchó desviado. Así terminó una primera parte en la que los rojiblancos merecieron mucho más, pero se marcharon al vestuario por detrás en el marcador.
Jugando peor
La segunda parte comenzó con André Horta en el terreno de juego frente a un Real Valladolid que trató de adelantar su presión, alejándose de su área, aunque sin demasiada claridad. Al Almería le costaba más enlazar su juego, menos limpio y más deslavazado, en un partido que entraba en fase de descontrol. En ese escenario emergió la figura de Nico Melamed, que en el 59 tuvo una buena oportunidad con un disparo alto. El Valladolid sobrevivía gracias a las pérdidas del propio Horta, que alimentaban sus contragolpes.
Rubi movió el banquillo y dio entrada a Arnau Puigmal por Embarba. El Almería quiso ganar metros y ser más profundo, aunque no logró juntarse cuando debía. Los pases no encontraban destino y el cuadro pucelano se fue sintiendo más cómodo, con llegadas cada vez más claras. Sin embargo, cuando el equipo rojiblanco jugaba peor, encontró lo que antes se le había negado: un penalti cometido por Víctor Meseguer sobre Álex Muñoz que Sergio Arribas transformó con calma para devolver el empate.
Cambios
Llegaron más modificaciones: debutó Talys y también entró Luna, mientras Latasa sustituía a Marcos André. Con ese aire fresco, el Almería se lanzó a por la victoria. En el 78, Talys desbordó por la izquierda y puso un centro preciso que Arnau Puigmal estrelló en el larguero. El dominio rojiblanco era evidente y el equipo castellano seguía sin dar fiabilidad en la medular. Con Monte tocado, Rubi recurrió a Aridane para aportar temple, mientras los suyos seguían empujando con convicción. El empate no servía: el Almería quería ganar porque lo merecía.
Sin embargo, en el 85, un córner ejecutado por Peter Federico desde la izquierda encontró a Latasa, que obligó a una gran intervención de Andrés Fernández. En la jugada posterior, el disparo rebotó en la mano de Bonini tras falta previa de Peter Federico. Pese a la confusión, Arcediano, tras más de cuatro minutos de revisión en el VAR, señaló penalti y Latasa no falló desde los once metros, firmando el 2-1. Con el Almería volcado y herido por la injusticia, aún llegó el golpe definitivo: Maroto aprovechó un rechace de Andrés Fernández para establecer el 3-1 y sentenciar un castigo excesivo para un equipo rojiblanco que había hecho mucho más por ganar.
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