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La vida ·
La Inteligencia Emocional me transmite una seguridad del cien por cien en los míos, en los nuestros, en los indálicos. Llevo doce temporadas retransmitiendo sus partidos y once años he contado un último partido de infarto. Nunca antes, había sentido tanta tranquilidad.Carlos Felipe López
Almería
Martes, 30 de mayo 2023, 23:50
La inteligencia artificial entiende de números pero no tiene ni idea de fútbol. Su vaticinio es estéril. Meten en una urna todos los datos del ... pasado y tratan de intuir el futuro. Dibujan un panorama absolutamente aleatorio. Lo único que indican, con seguridad, es quién está más jodido respecto al otro. Es una foto fija. Un retrato.
La IA no puede luchar frente a la Inteligencia Emocional. Si hoy mismo, mientras lee esta esquina del periódico, se produjera un brote de covid en el Cádiz o se lesionaran tres jugadores del Getafe o hubiera un motín en el vestuario del Valencia… los porcentajes publicados no se moverían ni un solo decimal.
¿El Superordenador es capaz de detectar la mejoría sustancial que el Almería ha experimentado en defensa? ¿Es posible que una computadora pondere la motivación o desánimo que ha podido producir un descenso traumático al Espanyol? Les recomiendo que cierren la pestaña del ordenador y confíen en lo que ven.
La presión del equipo vigués, la necesidad de los pucelanos o el 'catenaccio' de los azulones está –muy– por debajo de la madre del cordero: el Almería. Los de Rubi viven un momento deportivo extraordinario. Getafe fue un antes y un después. Y la gran prueba del algodón se aprobó ante el Real Valladolid; lo normal, a estas alturas, es cagarse de miedo cuando actúas de local y tienes que proponer y exponer más que el rival; lo normal, a estas alturas, es tener a once jugadores enchufados y agotados y otros tantos desconectados y apartados.
La Inteligencia Emocional me transmite una seguridad del cien por cien en los míos, en los nuestros, en los indálicos. Llevo doce temporadas retransmitiendo sus partidos y once años he contado un último partido de infarto. Nunca antes, había sentido tanta tranquilidad. Confianza cien por cien.
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