Al Almería no le vale llorar después de tres avisos
Los rojiblancos, tocados por la derrota frente al Eldense, visitan a un Andorra en horas bajas, pero 'aliado' con la altura
Tras nueve jornadas de aparente sol y estabilidad, la sombra ha vuelto a cernirse sobre el Almería. Tres encuentros sin victoria han roto la continuidad, ... recordando a los seguidores que la Segunda no perdona despistes ni complacencias. El empate frente al Huesca, la derrota en Ceuta y el golpe en Elda son los avisos que anticipan el desafío de Andorra. La afición, que conoce bien los inviernos largos de enero de la 21/22 y las excursiones infructuosas fuera de casa en la 24/25, siente otra vez esa tensión contenida, consciente de que la historia reciente ofrece lecciones duras. La calma puede ser un espejismo y la línea que separa la racha de la caída es más estrecha de lo que parece.
El árbitro por JOSÉ GABRIEL GUTIÉRREZ
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Sánchez López: El arbitraje corresponde al colegiado murciano Rafael Sánchez López, natural de la localidad de Bullas, de 34 años de edad y que está cumplimentado su sexta temporada de militancia en la categoría. Antes del ascenso estuvo cinco en la de Segunda División B, en las que arbitró en cinco envites de playoff de ascenso a la LFP, el último de ellos el disputado en Castalia entre CD Castellón y UE Cornellá, finalizado con victoria local (1-0).
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Centenario en la LFP: Debutó en Segunda División en la segunda jornada de la temporada 2020/21, con el encuentro entre CD Castellón y Málaga CF (0-1). Desde entonces, lleva dirigidos 109 partidos, uno de ellos en el playoff de ascenso a Primera, al final de la pasada Liga, entre Racing de Santander y Mirandés (3-3). En el pasado campeonato, en 19 partidos, mostró la media de 3,79 amarillas, sacó cinco rojas y señaló penalti en cinco jugadas.
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Es 'bueno' para la UDA: El de hoy es el séptimo partido que le arbitra a la UD Almería en Segunda División, tras hacerlo en tres jugando en casa y cuatro fuera, finalizados con cinco victorias rojiblancas y una derrota. El primero fue en la temporada 2020/21, con la UD Almería recibiendo al CD Mirandés (2-1). Los dos últimos en el actual campeonato, uno en campo de la Cultural Leonesa (0-1) y otro en casa contra el CD Castellón (1-0).
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González Francés en el VAR: El principal 'colaborador' del murciano en el partido de hoy será el canario Raúl Martín González Francés, al frente de la sala VAR, en el que será el noveno envite que arbitre Sánchez López esta temporada, siendo el primero que pita en la LFP al FC Andorra. En los ocho dirigidos, hubo cinco victorias locales, dos visitantes y un empate, con la media de 4.37 tarjetas amarillas, sacado una roja y señalado un penalti.
El viaje a Andorra es como una encrucijada inevitable. Después de encadenar diez partidos sin perder entre Liga y Copa, ahora la curva se tuerce y el equipo se enfrenta a la obligación de reaccionar antes de que la presión se transforme en desgaste. Es un instante que mezcla prudencia y decisión, donde la estrategia, la cabeza fría y la capacidad de sobreponerse a la adversidad se convierten en armas más decisivas que cualquier inspiración momentánea. La historia reciente enseña que la Segunda División castiga a quienes dudan; el Almería lo sabe y lo siente en cada kilómetro a realizar para llegar al Principado de Andorra.
Y, sin embargo, en medio de la urgencia y la sombra de la racha, late la oportunidad. Andorra no es sólo un rival, es el espejo donde medir la capacidad de respuesta, el terreno donde demostrar que la resiliencia puede devolver la sonrisa a la afición y restituir la marcha firme de un equipo acostumbrado a sufrir y levantarse. Tres partidos sin ganar no definen el camino; pero sí marcan la necesidad de recordar que, en la memoria reciente y en el pulso de la grada, cada instante de reacción tiene peso y cada victoria recuperada puede ser la reafirmación de un carácter construido en la paciencia, la constancia y el aprendizaje de los inviernos que ya dejaron huella.
Lavar la mancha
El partido sirve un poco de lavadora porque el Almería llega al Estadio d'Encamp con la camiseta manchada de un partido un tanto indigno el pasado miércoles en el Pepico Amat, en Copa, que puede ser hasta normal por esa mística del torneo del KO, pero tras dos jornadas en Liga con sólo la conquista de un punto. Es cierto que ambos partidos están rodeados de circunstancias especiales. En el Alfonso Murube por lo sucedido en el área indálica y que dio al traste con la racha de diez partidos sin perder –9 en Liga y 1 en Copa–, el de casa ante el Huesca porque todos los intentos se quedaron en eso por la incorrecta dirección de los disparos, los palos o Dani Jiménez, que volvió a hacer un partidazo –y no vale lo de decir que si no es por Dani Jiménez porque el portero juega para eso–.
El caso es que hoy es preciso ganar porque las derrotas se lavan con victorias. Es el único modo de presionar a quienes le anteceden en la tabla que no fallan, pero que si lo hacen pueda haber respuesta de los de Rubi. Es una necesidad que no debe maniatar a quien haces pocos días no tenía murallas imbatibles. El del sábado pasado en casa fue el primer partido sin ver puerta rival y toca demostrar que fue circunstancial no batir la portería azulgrana –la de los de Jon Pérez Bolo–. Para que no gane peso la cantinela de la falta de un delantero, marcar en Andorra puede abrir el camino de una victoria que llega envuelta en la dificultad.
Los del cartel
Si bien es cierto que ningún jugador lleva en su licencia deportiva que los goles los tienen que marcar los que están más cerca de la portería rival, también es cierto que no es un coto privado. Bonini, por ejemplo, marcó 9 en la Serie B italiana el pasado curso y tiene todas las opciones para marcar hoy porque debe estar de inicio con Nelson Monte, mientras que la Copa dejó avisos para los laterales. Ahí aparecerán Daijiro Chirino y Álex Muñoz, tras jugar en Elda Marcos Luna y Centelles.
En el centro del campo se podría decir que Iddrisu Baba y André Horta podrían repetir, si bien Dion Lopy o Stefan Dzodic llegan más descansados tras no jugar en Elda. Todo apunta a que arriba aparecerán Sergio Arribas y Adrián Embarba, con muchas papeletas para que Thalys aparezca como referencia, probablemente con Arnau Puigmal por la derecha. No hay más 'a bote pronto' porque posibles ocupantes de esos espacios como Nico Melamed o Leo Baptistao se quedaron en casa sin mejoría, además el ex del Espanyol para algún tiempo más, sin que pueda volver hasta pasado el parón navideño, por una lesión muscular en el cuádriceps de la pierna derecha.
Un rival obligado
El Andorra atraviesa un tramo de temporada que se ha ido oxidando día a día, como si el impulso del arranque –aquel ritmo alegre que lo llevó a mirar la categoría desde arriba– se hubiera quedado detenido en una fotografía de septiembre. Desde entonces, el calendario se ha ido llenando de golpes con nueve jornadas sin victoria, apenas cuatro puntos de 27 posibles y una caída lenta hacia la zona donde la Segunda deja de admitir excusas. La última alegría fue al 27 de septiembre en Santander, un 1-2 que parece de otra campaña.
La salida de Ibai Gómez abrió un paréntesis que el club pidió recorrer con serenidad, pero ese compás se ha convertido en un silencio inquietante. Sin anuncios, sin movimientos visibles, sin un nombre que tome las riendas. Carles Manso continúa al frente, encadenando semanas en un interinaje que nació como solución provisional y que ahora se ha convertido casi en rutina mientras el equipo sobrevive como puede. Empató en Gijón, se desplomó en la Copa contra un rival menor y encara el duelo ante el Almería sin novedades en el despacho del entrenador.
No hay una candidatura firme, ni una puerta cerrada, ni siquiera la certeza de que el cambio sea inminente. Podría seguir Manso, podría llegar alguien porque la prisa no está en el banquillo, está en el césped. Dos meses sin ganar son demasiados para cualquiera y, aunque diciembre aún ofrece margen, el termómetro competitivo ya avisa de fiebre. La categoría es implacable, no espera a nadie y castiga cada duda. Y el Andorra, entre la necesidad de decidir y la urgencia de sumar, se mueve ahora en esa frontera donde los resultados empiezan a marcar el camino.
El Andorra se vio obligado a abandonar el Comunal de la capital del país después de que fuera reconvertido a hierba artificial para el rugby. El traslado llegó justo antes de los playoffs de ascenso.
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