La UD Almería mantiene en Segunda División sus vicios de Primera

El Almería puede marcar dos goles en un partido porque tiene talento arriba. Pero sigue encajando a pares, como hace unos meses, porque atrás algo falla. No es cuestión de hombres ni de nombres. Tal vez de química. Vaya usted a saber por qué.

La cura de humildad a la que sometió el Racing al conjunto indálico en la primera mitad fue un aviso a navegantes de que la travesía va a ser muy larga, con oleaje y siempre con riesgo extremo de zozobra.

El descenso de categoría ha servido para, al menos, no perder un partido que en Primera División habría acabado en derrota porque los rivales no conceden tanto en defensa como los cántabros. Y por ello, en la segunda mitad, los rojiblancos reacondicionaron un resultado roto aprovechando el miedo a ganar a un rival con más cartel que juego.

Rubi dijo que quiere esta plantilla para atacar el ascenso. Normal. Los nombres asustan a los rivales por su reconocida calidad y tal vez por su elevado precio. Pero las conexiones deficientes de estos hombres, expuesta hasta el hastío la pasada campaña, asustan al entorno rojiblanco que confía más en el técnico catalán que en un 'plantillón' que no sirvió para Primera División y que ha tropezado en el primer paso en su reencuentro con la segunda categoría nacional. Rubi debe encontrar lo que otros tantos no consiguieron y que no es otra cosa que la fórmula que convierta a excelentes unidades en un equipo. Ahí es nada.