En el Almería se juntaron el hambre con las ganas de comer
La situación, de difícil diagnóstico, señala hacia un Almería con jugadores, que todavía no se ha hecho equipo, débil físico y de mente
Que un partido que se gana 3-0 se empate no es nuevo, puede pasar y de hecho ha sucedido algunas veces y no sólo ... en España, también en otras Ligas o, incluso, campeonatos del mundo. Y el estado anímico, que el domingo sí que pudo influir, no tiene mucho que ver en otras ocasiones. Por ejemplo, en la 2004/05, Athletic y Osasuna se enfrentaban, luchando por jugar en Europa, con los navarros gozando de dos puntos de ventaja y rachas 'normales'. En el minuto 58, ganaban los rojillos 0-3 y media hora después el Athletic lograba el 4-3 para ganar el partido disputado en el viejo San Mamés. Lo del Almería el domingo es algo que suele pasar en la competición –lo de ponerse ganando 3-0–, lo que no es tan normal es que pierdas esa ventaja. De todas formas, analizado el 'modus operandi', hay una condición esencial en el comportamiento y que habla de que la UD Almería, después de tres meses de trabajo –comenzó la temporada en torno al 10 de julio–, logró, mediando la composición de la tardía forma de hacer plantilla que concluyó el 1 de septiembre, firmar buenos jugadores, pero ese tiempo no ha servido para hacer equipo.
Ante el Granada, además, se juntaron el hambre y las ganas de comer para, al término del mismo, poder justificar el 'varapalo' sufrido al concluir los 90 minutos reglamentarios, que fueron 22 minutos más por el descuento –diez en la primera parte y doce en la segunda– y fueron dos aspectos que, aunque puedan parecer el cielo y la tierra, no es posible 'disociar' y que se refieren al estado anímico y al físico, sin saber qué ha sido lo primero, pero con los dos 'mutilando' las opciones de crecimiento, tan necesarias. El caso es que la UD Almería no se le ve fresco físicamente, puede que porque la preparación no haya sido la idónea y en algunos partidos, como ocurrió en Villarreal, el equipo se echó demasiado atrás conforme se llegaba al final, dejando campo al equipo castellonense –dotado técnicamente para, si hay campo tocar hasta encontrar el lugar por el que hacer daño– que terminó ganándolo o en otros en los que, buscando el gol, el equipo se ha partido, con la 'cabeza' dando vueltas por resultados que no terminan de salir. Alberto Lasarte habló en rueda de prensa de que «en el minuto 70 varios jugadores ya estaban con problemas. No sabía los que podían seguir. Chumi tenía cargado el gemelo» y es el que, pese a esa dolencia, subió al ataque y, en la contra, marcó el equipo nazarí el segundo gol, tras el pase de Antonio Puertas para que Ricard Sánchez hiciera el 3-2.
Incapaces
Es cierto que ante el Granada se cometió el error de dar vida a un rival que no es mejor que tú por más que lleve dos puntos más en la clasificación, pero que lo mismo que empató puedo ganar al final, con el disparo de Álvaro Fernández al palo, y también en la primera parte, en la que se vio a un Almería incapaz de coger el timón del partido, pero, eso sí, encontrando respuesta a lo que en otros partidos no había logrado, viendo portería en tres ocasiones, aunque sólo pasaran poco más de cinco minutos entre el primero y el tercer gol, en una primera parte que tuvo diez minutos más de juego después del tercer tanto que nació, como los dos primeros, de la sociedad formada entre Largie Ramazani y Luis Suárez.
Y, viendo con tranquilidad el partido, se pueden rescatar cosas positivas como es la recuperación del acierto cara al marco contrario que había impedido que los merecimientos de los rojiblancos otras tantas veces quedaran en 'saco roto'. Hay gol, si bien este ahora supone una duda con la lesión de Luis Suárez, que ha firmado los últimos cuatro goles de la UD Almería y que desnuda al equipo en ataque –Koné y Marezi son los referentes salvo que llegue alguien libre, con el 'resquemor' que eso pueda suponer–, el conseguido desde el punto de penalti en el Sánchez Pizjuán en la penosa derrota por 5-1, y los tres que, al menos, impidieron la derrota frente al Granada. Positivo, igualmente el rescate de dos jugadores como Leo Baptistao, al que un golpe en el costado le tiene 'entre algodones', y un Largie Ramazani que seguramente no entienda los motivos por los que se fue del campo cuando era un apoyo, a su trabajo ofensivo, en el tema defensivo, que se vio precipitadamente quebrantado por la entrada, sobre todo, de Arribas, un jugador brillante en ataque pero con el vicio de un delantero, el de no defender. Aspecto este que hay que achacárselo a quien se lo había permitido hasta llegar a estos días.
A tener en cuenta
Lo negativo, amén de ese aspecto defensivo, se centra en la inexperiencia. Es tan 'fea' la temporada de la UD Almería que sólo ha estado 62 de los 720 minutos disputados con ventaja en el marcador. Hay que tener en cuenta que algunos de los goles encajados o marcados fueron en tiempo de descuento y que éste es el que árbitro considera que no se ha jugado de los 90 minutos reglamentarios. Con ese minutaje, el equipo indálico ha estado sólo el 8,6% de los minutos por delante en el marcador y, ante tan nimia cantidad que era menor aún antes de jugar frente al Granada –contra el equipo nazarí llegaba con sólo 17 minutos gozando de ventaja–, es complicado aprender cómo cerrar un partido de este tipo. Bien con un cambio en el dibujo táctico, que había dado sus frutos en la primera parte, manteniendo el mismo, pero con cambios que hubiesen aportado para cerrar las 'vías de agua' que se generaban en la disputa.
El caso es que la UDA tiene jugadores, pero le falta hacer equipo, algo que todavía no se ha podido lograr porque es un grupo debilitado más que por los cambios por el tiempo en el que se hicieron, con la zaga como la más debilitada ante las salidas de Rodrigo Ely y de Srdjan Babic, la del serbio con la competición ya iniciada y activando las alarmas ante la obligada búsqueda de un jugador de ese corte. De hecho jugó el partido ante el Rayo Vallecano ante la falta de 'material', formando tándem con un Édgar González que, en su versión pivote, no salió señalado. Esa situación, la de los centrales, ha condicionado el rendimiento del equipo. No se ha dado con una pareja que imponga respeto, esa parcela no tiene un líder que, seguramente, haga mejor al compañero. ¿Podría ser César Montes? Nadie es descartable, pero su llegada, tardía –lo del precio es la consecuencia de quien necesita fichar como sea cuando la otra parte no quiere vender–, no ha permitido que 'explote' y las molestias físicas casi puede que están asociadas con esa necesidad de competir para que aparezca más el equipo y menos el futbolista –sea el que sea–. Es obligado jugar todos los días 'el partido de todos', que fue como Alberto Lasarte se refirió el pasado sábado, en la previa, al duelo frente al Granada.
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