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Lopy y Édgar celebran la victoria en Córdoba, la última de la historia por más de un gol. A. Lof
UD Almería

La UD Almería, con la historia en contra

El equipo indálico logró hacer dos o más goles –ventaja para ganar la eliminatoria en Oviedo– en 39 de los 471 partidos de Liga a lo largo de su historia

Juanjo Aguilera

Almería

Lunes, 9 de junio 2025, 23:27

Ganar fuera de casa en fútbol no es sólo una cuestión de táctica, calidad o estrategia. Es, sobre todo, una cuestión de carácter. De saber soportar el silencio donde antes había aliento, de no descomponerse cuando todo juega en contra, de sacar fuerza cuando todo te empuja a rendirte. Porque cuando un equipo salta al campo como visitante, lo hace sabiendo que no hay red bajo sus pies.

El fútbol, en casa, es calor. Es rutina, es confianza. Es ese césped que conoces de memoria, ese vestuario que huele a tu temporada, esa grada que grita tu nombre incluso cuando fallas. Pero fuera… fuera es otra historia. Es otro césped, otro clima, otro árbitro, otra grada que no te perdona. Es la soledad del vestuario visitante, la incomodidad de un hotel, el viaje que se hace más largo si se viene de perder el anterior. Es el rival que se crece porque sabe que en su campo manda él. Es el murmullo constante que te quiere distraer. Es la mirada del portero que dice «hoy no vais a entrar». Ganar fuera es ir contra el viento.

Y por eso duele tanto perder fuera… pero también sabe tan bien cuando se gana. Porque es imponerse a todo eso. Es celebrar un gol con rabia contenida –mañana habrá que celebrar dos más que el Tartiere–, es correr a abrazarse sabiendo que nadie más lo hará. Es un vestuario de plástico y azulejos fríos que se convierte en fiesta. Es volver con la sonrisa rota pero el alma llena.

Ganar fuera es difícil. Mucho. Por eso los equipos que lo hacen son equipos de verdad, con temple, con alma, con jugadores que no se arrugan. Para ganar fuera hay que tener talento, sí, pero también coraje. Y sobre todo, memoria, la de saber de dónde vienes, qué representas y por qué no te puedes permitir salir a un campo solo a cumplir. Cuando uno se pone una camiseta que no es solo suya, también juega por los que no pudieron viajar, por los que siguen el partido desde casa, por los que creen incluso cuando nadie más lo hace.

Ganar fuera no se improvisa. Se trabaja. Se sufre. Se merece. Y por eso, cuando ocurre, vale por mucho más que tres puntos. Vale por una lección de equipo. Vale por un paso más hacia lo que todos sueñan.

La historia en contra

La UD Almería tiene la historia en contra, la propia y casi la ajena. El equipo indálico jugará en el Carlos Tartiere con el peso del pasado a la hora de alimentar la esperanza de superar la primera eliminatoria del playoff de ascenso a Primera División, con la obligación de ganar por dos goles de diferencia a un Real Oviedo que se ha mostrado sólido en casa que, eso sí, ha encajado dos de las cuatro derrotas sufridas en casa por una diferencia que le permitiría a los rojiblancos pasar de ronda –perdió 1-3 frente al Racing y 0-3 frente al Huesca–. Lo único que sucede es que los rojiblancos no son 'expertos' a la hora de ganar partidos fuera de casa por la diferencia que exige la eliminatoria, ganar por dos o más goles. De hecho, victorias por esa diferencia, a lo largo de su historia en la Liga de Fútbol Profesional –debutó en esta categoría en la temporada 2002/03– sólo ha conseguido 39 en 471 partidos den el campeonato liguero –ninguno en el playoff de ascenso, con tres 'comparecencias' en los mismos–.

La historia, en lo que se refiere al playoff desde que estos se vienen celebrando –la primera entrega se llevó a cabo en la temporada 2010/11–, no ofrece demasiadas alegrías a quienes se ven obligados a superan una eliminatoria en campo ajeno. A eso se agarra el equipo rojiblanco, aunque sea un hierro ardiendo. El Girona, por ejemplo, ha vivido lo bueno y también lo malo. Esta mala experiencia la vivió en la 2014/15. En la eliminatoria de semifinales se las prometía felices, pues ganó al Real Zaragoza de Ranko Popovic por 0-3 y, con todo a favor, se vio superado en Montilivi (1-4). El alegrón se lo llevó en la 2021/22, en la que superó en semifinales al Eibar, que había ganado 0-1 en Montilivi, con los gerundenses ganando 0-2 en Ipurua. En la final, también. El equipo blanquivermells empató en casa frente al Tenerife y ganó en el Heliodoro Rodríguez López (1-3) en la vuelta.

Pocas alegrías

Entre partidos de Liga y de playoff, el Almería no se ha acostumbrado a celebrar muchas victorias a domicilio por dos o más goles. Ese logro está 'capado' para los equipos que son humildes y el Almería, a pesar de que los datos le coloquen como un rival temible ahora –la 'cantinela' habla del equipo mejor valorado de la competición, aunque eso se demuestra con logros–, las escasas demostraciones aún le colocan en un escalón al que quiere llegar, pero que está costando. En los últimos años experimenta un crecimiento, pero lo conseguido hasta la llegada de Turki Al-Sheikh en 2019 no deja en el olvido que, desde la temporada 2002/03, hasta ese 'desembarco' al equipo le costó la misma vida salir de puestos complicados. Salvo la primera temporada, con triunfos en Terrassa y Elche (0-2), ni el Almería de Emery ganó más de un partido por temporada. En la 2004/05 la sumó en Tenerife (0-2) y un curso después en el Ciutat de Valencia (2-4). Con Emery, lo hizo en el Rico Pérez (0-2).

En Primera, hubo más 'asiduidad', con tres victorias, el año del debut. Se ganó en Riazor (0-3), en el Sánchez Pizjuán (1-4) y en Montjuic (1-3), al Espanyol. El Racing fue víctima en las dos siguientes temporadas, ganándole 0-2. En la 2008/09, ganando también en San Mamés (1-3). Dos victorias por dos goles de diferencia se dieron en los años siguientes, ante Dépor (0-2) y Sevilla (1-3), o con Murcia (0-2) y Elche (1-3), en la post-descenso. Los dos ascensos posteriores, en la 2012/13 y la 2021/22, reflejan en el currículo cinco triunfos a domicilio, ante Recreativo, Xerez y Hércules (0-2) y también en Lugo (3-5) y Alcorcón (0-3). Con Rubi, en la 201/22 se ganó en Cartagena (1-3), Alcorcón (0-4), Miranda (1-4), Burgos (0-2) y Anoeta (0-2).

Hubo años de vacío, como las 2014/15 o 2016-17 y otros con una o dos victorias –siempre por dos goles o más de diferencia–, más accesibles, como queda dicho, desde la llegada del ministro. Así, en la 2019/20 hubo triunfos en Las Palmas (0-3), Tenerife (1-3), Lugo (0-4) y Zaragoza (0-2). El Lugo repitió en la 2020/21 (0-2), con victorias en Málaga (0-3) y Gijón (0-2). En las dos temporadas en Primera no se ganó por más de un gol de diferencia y en la presente se logró en A Malata (1-4) y en Córdoba (0-3), siendo la del Nuevo Arcángel la última lograda a domicilio por más de un gol de diferencia.

En los playoffs

La UDAlmería ha participado en tres ediciones del playoff de ascenso con sólo un 'éxito', el conseguido en la temporada 2012/13, cuando eliminó a la UDLas Palmas 'pasándolas canutas', tras empatar en Las Palmas (1-1) y ganar, en la prórroga, en Almería (2-1), con gol de Charles en el minuto 118 de partido, pero con el equipo insular habiendo dispuesto de ocasiones para haber volteado la eliminatoria. Luego se impondría al Girona, entonces dirigido por Rubi.

El cuadro gerudense ha sido el verdugo en sus dos posteriores intentonas. La primera, en la temporada 2019/20, en la que perdió 1-0 en Montilivi y también lo hizo, después en casa, por 1-2. El curso siguiente fue después de perder media eliminatoria en el partido de ida, perdiendo 3-0. En Almería se quedó en tablas (0-0).

Precisamente, el conjunto blanquirrojo accedería a la final en la que ascendería el Rayo tras pasar por un trance similar al de la UDA. Perdió en casa (1-2) y levantó la eliminatoria en Girona (0-2). Era la segunda vez que le pasaba al Girona porque en la 2014/15 se vio sorprendido por el Real Zaragoza, que había perdido en la ida, en La Romareda (0-3) y levantó la eliminatoria en la vuelta (1-4) en Montilivi.

El cuadro gerundense sí que subió en la 2021/22 y eso que todo se le puso en contra en semifinales, en las que cayó en casa (0-1) frente al Eibar y remontó en Ipurua (0-2). La final estuvo marcada por el mismo destino. El equipo de Míchel se vio obligado a ganar el ascenso a domicilio. Había empató en casa frente al Tenerife (0-0) y ganó a domicilio (1-3) y el propio Oviedo, el curso pasado, se plantó en la final tras eliminar al Eibar, con el que empató en casa (0-0) y al que le ganó fuera (0-2). Imposible no es, aunque la sinergia apunta a que es poco probable.

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