El segundo peor visitante de Segunda

La situación del equipo y la forma de entrar en los partidos no augura nada bueno. Aún así, la calidad de la plantilla sí debería dar para pelear hasta el último instante. De hecho, en estos malos momentos ha habido algunos brotes verdes a los que agarrarse. Sin ir más lejos, la reciente visita al líder, SD Eibar, con un empate a cero que, por méritos y ocasiones, debió concluir en victoria de los madrileños, es un serio aviso a los rivales que menosprecian el potencial de los del sur de Madrid, así como un asidero anímico para revertir la complicada situación. Más aún cuando unas jornadas antes también habían empatado, sin goles, esta vez en el 'Fernando Torres', ante otro de los equipos de arriba, el Real Valladolid. Esos buenos resultados ante equipos de arriba les hace afrontar el partido frente a la UD Almería con relativo optimismo.

Pese a que la plantilla diseñada parecía de calidad suficiente para mantener plaza en Segunda, los malos resultados y peores sensaciones provocaron la caída de José Luis Oltra que fue sustituido, en diciembre, por Sergio Pellicer con quien, en todo caso, las cosas no han ido mucho mejor. Y es que, el gran problema que está manifestando el equipo es la dificultad para generar ocasiones en el marco rival y, en definitiva, la ausencia de gol. Y ello, a pesar de contar con hombres como Pedro León, asistente reconocido, Zozulia, hombre de área con una capacidad de trabajo inagotable, o Ibán Salvador, polémico delantero que puede jugar en todas las posiciones de ataque.

La parcela defensiva, que estaba manteniendo con vida al Fuenlabrada, también está pasando apuros ante la dificultad de acabar los partidos sin encajar goles. Pese a ello, la idea de mantener las líneas muy juntas y aplicar solidaridad en el esfuerzo, bien coordinados y con presión alta, están permitiendo al 'Fuenla' mantener la esperanza de la salvación partiendo de la premisa de que en el fútbol, y sobre todo en Segunda División, una buena defensa es el primer paso para no perder partidos. Es, precisamente, el juego físico, el cuerpo a cuerpo, el que marca el estilo de los madrileños. Hombres como el propio Zozulia, inagotable en su presión a las defensas, o el referido Ibán Salvador, futbolista no muy del agrado de los rivales por sus 'malas artes' pero perfecto para el tipo de fútbol rocoso, pegajoso y aguerrido del 'Fuenla'.

Con José Luis Oltra el esquema de juego respondía al dibujo 4-1-4-1 buscando el juego directo, con balones largos y pendientes de las segundas jugadas. Pellicer, sin embargo, aplicó de forma preferente el ya clásico 4-2-3-1 con premisas similares, aunque tratando de cerrar más las vías de entrada a su propia área.

El cambio de dibujo no ha mejorado las prestaciones del equipo, incluso las ha empeorado, especialmente lejos de su propio estadio. El 'Fuenla' es el segundo peor visitante de la categoría, sólo empeorado por el farolillo rojo, Alcorcón. En sus desplazamientos únicamente han sumado una victoria, para un total de ocho puntos. Además, han marcado tan solo seis goles en trece partidos, encajando diecisiete.

Vayan bien o mal las cosas y pese a que hay jugadores de calidad y fútbol elegante en sus filas, el estilo del Fuenlabrada tiene una característica que los identifica, como es el juego al límite, traspasando a veces las normas del 'fair play'. Con mucho juego físico, tienen hombres expertos en esas lides, tratando de aprovechar, además, el poderío aéreo. Precisamente para explotar esa potencia física, el cuerpo a cuerpo y el potencial de sus rematadores, trabajan mucho las jugadas de estrategia -de hecho, han llegado a ser líderes en goles derivados de jugadas a balón parado- así como la velocidad por bandas en busca de centros al área. La figura de Ibán Salvador, experto en sacar de quicio a los rivales, marca en parte el estilo de los madrileños que apuestan más por el cuerpo a cuerpo que por el juego más vistoso.

El Fuenlabrada visitará el estadio de los Juegos Mediterráneos en serios apuros. Esa circunstancias, seguramente, agudizará su instinto de supervivencia y su apuesta por tratar de sacar del partido a los rivales.