La UD Almería, entre la esencia y el cambio de estilo
El equipo rojiblanco, tras un titubeante inicio, 'machaca' registros y es el primer equipo rojiblanco de la historia en sumar trece partidos de Liga sin cosechar una derrota
El espejo ha sido desde tiempos inmemoriales un objeto cargado de simbolismo y misterio. En muchas culturas, trasciende su simple función utilitaria para convertirse en ... una metáfora de verdades profundas, ilusiones y reflexiones sobre la identidad. Este objeto, tan cotidiano y a la vez tan enigmático, invita a explorar no sólo lo que se puede ver en su superficie, sino también lo que se esconde más allá de su reflejo.
Cuando alguien se mira al espejo, la imagen que devuelve no es un retrato exacto de lo que se es, en realidad. Lo que se observa es una versión invertida, una representación bidimensional de la propia realidad tridimensional. Este detalle, aparentemente trivial, abre las puertas a preguntas filosóficas y existenciales como qué tan real es lo que estamos viendo, si es esta imagen un reflejo fiel de la esencia de la persona que se mira o simplemente se trata de una versión superficial de esa misma persona.
Cuestión compleja
Esta cuestión se vuelve más compleja cuando se considera que, al observarse en el espejo, no solamente se ve el presente, sino que también se pueden encontrar fragmentos del pasado. La percepción que tiene la persona que se refleja está cargada de recuerdos, emociones y experiencias acumuladas a lo largo del tiempo. El espejo actúa como una ventana hacia las propias versiones pasadas, evocando sueños, logros y arrepentimientos que conforman la narrativa personal. De este modo, el espejo no refleja solamente la apariencia personal en sí, sino también la historia.
La filosofía también ha encontrado en el espejo una fuente de inspiración. Platón, por ejemplo, hablaba de las sombras y los reflejos como representaciones incompletas de una realidad más profunda. Según su teoría de las ideas, lo que se percibe al mirarse al espejo con los sentidos propios es sólo una sombra de la verdadera esencia de las cosas.
En este sentido, el espejo simboliza la búsqueda de la verdad y la dificultad de acceder a ella a través de la simple observación. Si la verdad está más allá de lo visible, la propia esencia también puede residir en un lugar más profundo, inaccesible al simple reflejo.
El espejo y el fútbol de la UDA
En el contexto del fútbol, el espejo también puede servir como una poderosa analogía que sirve para analizar la trayectoria de un equipo, como es el caso de la UD Almería en la presente temporada de Liga, con esa 'dualidad' de personalidades que ahora es totalmente distinta a la que 'expresaba' en el inicio del campeonato, cuando se ponía delante del espejo para 'psicoanalizar' sus virtudes, pocas, y sus defectos, que eran muchos. En las primeras jornadas del actual torneo liguero, el equipo rojiblanco mostró una imagen irregular, similar a un reflejo distorsionado. Como si 'el corazón latiera con intermitencia', con momentos de brillantez seguidos por episodios de mucha fragilidad. La estadística de esos primeros partidos era reveladora. El conjunto rojiblanco arrastraba deportiva y pscilógicamente los que arrastraba del curso anterior. Encajaba más goles de los que marcaba, con una media de 1,5 goles recibidos por cada tanto a favor.
Sin embargo, la evolución del equipo en las últimas quince jornadas puede interpretarse como un proceso de introspección y autoafirmación, similar a mirarse en un espejo y reconocer una versión más auténtica de uno mismo. Los números recientes firmados por el equipo de Rubi hablan de un equipo renovado, con una media de menos de un gol encajado por partido (0,82) y casi dos goles anotados por encuentro (1,94). Este cambio refleja una mayor solidez defensiva y una efectividad ofensiva que ha llevado al equipo rojiblanco a acumular once victorias en diecisiete partidos, con sólo una derrota.
Comparativa
La comparación entre el inicio de la temporada y este último tramo que le ha permitido pasar del vigésimo puesto tras perder en Oviedo –la única derrota de esos quince partidos de Liga, añadiendo para mayor logro de buenos resultados los tres triunfos conseguidos en la Copa del Rey– muestra dos realidades diametralmente opuestas. En los primeros nueve partidos del campeonato, el equipo encajó quince goles y marcó solo diez. En el período reciente, ha conseguido 29 goles y recibido 11. Este cambio de tendencia podría interpretarse como un ejercicio de autoconsciencia. El equipo ha identificado sus debilidades y ha trabajado para corregirlas, logrando una versión más equilibrada y efectiva de sí mismo.
Además, este análisis del rendimiento futbolístico puede ser visto como un reflejo de cómo los equipos, al igual que las personas, pueden transformarse a través del esfuerzo y la reflexión. La analogía con el espejo también invita a considerar cómo los retos y las adversidades iniciales pueden ser oportunidades para el crecimiento. En el caso de la UD Almería, el trabajo colectivo y la capacidad de adaptación han sido claves para revertir una situación que, en sus comienzos, parecía complicada.
La verdadera esencia
El espejo, tanto en su función literal como metafórica, nos enseña que la realidad no siempre es lo que parece a simple vista. Ya sea en el plano personal o en el deportivo, lo que vemos en la superficie es solo una parte de la historia. La verdadera esencia, al igual que la verdad según Platón, se encuentra más allá, en las profundidades que sólo podemos alcanzar a través de la reflexión y el autoconocimiento. En el caso de la UD Almería, el espejo ha revelado no sólo un cambio en los números, sino también una transformación en la forma de enfrentar los desafíos, mostrando que la verdadera fortaleza radica en la capacidad de adaptarse y evolucionar.
Pasó el domingo en Córdoba. En un campo donde era imposible sacar más tajada que un empate –del Nuevo Arcángel había volado sólo cuatro puntos en cuatro partidos, con seis derrotas del resto de visitantes–, el Almería sumó su tercera victoria en los enfrentamientos con el cuadro califal. La de ayer fue para mirar hacia arriba, mientras que las dos primeras eran para tratar de alejarse de la cola'. Esta última ensalza la capacidad de adaptación de un equipo que tuvo que comportarse para evitar los 'palos en las ruedas' del rival y los 'palos' continuos que utilizaron para tratar de detener la calidad en la ejecución del juego. La estadística habla de 23 faltas blanquiverdes por sólo 7 rojiblancas. Por cierto, que una de ellas acarreó una 'irrisoria' tarjeta a Luis Suárez, que se perderá el partido del próximo domingo frente al Huesca, cuando el que se llevó la peor parte fue él porque Calderón, a la postre expulsado en otra acción con el cafetero, levantó en exceso la pierna hasta golpear al rojiblanco, que resbaló en esa jugada.
Como en la vida
La importancia de este tipo de reflexiones trasciende el ámbito del deporte y se aplica también a nuestras vidas cotidianas. Al igual que un equipo de fútbol, las personas enfrentan momentos de crisis y deben tomar decisiones que impactan su futuro. Mirarse al espejo implica reconocer tanto las virtudes como las imperfecciones, aceptar las derrotas y celebrar las victorias. Es un acto de valentía y humildad que permite avanzar con más claridad hacia los objetivos deseados.
Finalmente, el simbolismo del espejo nos recuerda que, aunque la imagen reflejada pueda cambiar con el tiempo, lo más importante es lo que ocurre más allá de la superficie. La UD Almería ha demostrado que, al igual que una persona, un equipo puede redefinir su historia y superar los desafíos más complejos. La clave está en mirar hacia adentro, aprender de los errores y encontrar en cada reflejo una oportunidad para crecer. Y en eso, el cuadro indálico se debate para alargar la racha de partidos invicto, el complemento perfecto para 'perpetuarse' en la cabeza de la clasificación.
El Almería aprovechó en el Nuevo Arcángel los 'pinchazos' de sus perseguidores. Sólo lo lograron Elche, que ganó al Real Zaragoza para colocarse segundo, con los mismos puntos que el Racing de Santander, y el Huesca, que lo hizo frente al Mirandés, con muchos empates que permiten que dos 'rivales' no sumen el máximo. El Racing empató en Albacete, mientras Real Oviedo y Sporting de Gijón empataban en el Carlos Tartiere y el Levante lo hizo en Cádiz.
El crecimiento
Lo de los motivos que 'acusó' el equipo para justificar la racha inicial, aparecen ahora para confirmar el crecimiento. Rubi, como ya quedó expuesto la pasada semana, es el gran responsable por dar confianza y ser un excelente psicólogo. Pero nada sería posible si los jugadores no 'creyeran'. Algunos como Chumi o Alejandro Pozo han dado un salto de calidad exponencial.
El central gallego se hace fuerte en defensa y el segundo es un 'correcaminos' que ha sabido 'liberarse' ganando espacio por delante para filtrar balones y para defender cuando el guion del partido lo exija, como lo hizo en el Nuevo Arcángel para sacar, en el 66, una ocasión del Córdoba para evitar el gol, dejando en nada un error de Bruno Langa, que fue el que 'permitió' la contra del conjunto cordobesista.
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