El Almería cambia el paso y se reengancha a la zona alta
El equipo de Rubi suma diez puntos en cuatro jornadas y recupera solidez, confianza y ambición
La UD Almería ha dado un giro radical a su trayectoria reciente. Después de un arranque irregular, con sólo cinco puntos en las primeras cinco ... jornadas —una media de un punto por partido también con sólo una derrota, en casa ante el Racing—, el conjunto rojiblanco ha experimentado una metamorfosis competitiva que lo ha devuelto a la zona alta, ahora ocupando la sexta posición, cuando en la quinta jornada, tras perder con el Real Valladolid se ubicó en la decimoquinta posición. En las últimas cuatro jornadas ha sumado diez puntos, con tres victorias –dos en casa y una fuera– y un empate con solvencia en campo del Deportivo de La Coruña, igualando el ritmo de los mejores equipos del campeonato. La clasificación parcial de este tramo confirma la sensación de crecimiento. El Almería figura segundo, con los mismos puntos que el líder Castellón, y un balance de ocho goles a favor y cuatro en contra, mientras el cuadro orellut marca ungol menos, pero también encaja la mitad.
El cambio no se explica únicamente por los números. Hay una evidente transformación en la mentalidad y en la gestión de los partidos. El equipo de Rubi ha aprendido a manejar los tiempos, a sostener su presión alta sin desordenarse y a mostrar una solidez que había desaparecido en los primeros compases de la temporada. Si entonces las desconexiones le costaban caro, ahora se percibe un bloque más maduro, capaz de resistir cuando el juego se complica y de golpear con eficacia en los momentos decisivos. La línea ofensiva ha recuperado su filo, con una producción de ocho tantos en cuatro encuentros que refleja la recuperación de sensaciones en ataque.
Fuerte en casa
La reacción rojiblanca ha sido especialmente visible en su estadio, donde el equipo ha convertido el UD Almería Stadium en una fortaleza. El público ha recuperado la ilusión y los jugadores parecen haber reencontrado el punto de comunión con la grada que tanto había faltado en el arranque liguero, más por demérito de los que juegan que por la actitud e una afición, siempre entregada y que también ha mejorado su comportamiento –en la primera jornada, el UD Almería Stadium vio algo que no pasó en otros campos y es que hubo pitos para algunos jugadores y ahora sólo hay halagos–. En casa, el Almería gana y convence. El equipo muestra determinación, ritmo y una presión constante que ahoga a los rivales desde el primer minuto. En los duelos recientes, el sello colectivo ha sido evidente, con un fútbol impregnado de intensidad, equilibrio y la sensación de que cada futbolista entiende su papel en el engranaje del equipo.
A nivel defensivo, el salto también es notable. Si en las primeras jornadas los errores individuales penalizaban cada partido, en este tramo el Almería ha reducido el margen de riesgo y se ha mostrado más coordinado en las vigilancias. La pareja de centrales ha ganado firmeza, los laterales eligen mejor los momentos para incorporarse y los mediocentros protegen con más criterio la salida del balón –Baba marca tendencia, Gui Guedes no se equivoca–. Todo ello ha permitido que el equipo sólo encaje cuatro goles en los últimos cuatro encuentros, una cifra que contrasta con la fragilidad inicial. –en los cinco primeros partidos encajó doce goles.
El contraste entre la primera y la segunda fase de la temporada hasta ahora es tan nítido que parece describir dos versiones distintas del mismo equipo. En septiembre, el Almería acumulaba dudas y sufría para cerrar los partidos; en octubre, es un conjunto con confianza, que impone su estilo y marca el ritmo del juego. El fútbol que despliega es más vertical, menos previsible y con mayor determinación en los metros finales. La evolución de jugadores clave –como los extremos, más desequilibrantes, o el mediapunta, más asociativo– ha contribuido a que el equipo gane fluidez ofensiva sin perder equilibrio.
Consistencia
El dato más revelador es la consistencia. En un campeonato donde la igualdad domina y los errores se pagan al instante, sumar diez puntos en cuatro jornadas es una declaración de intenciones. El equipo rojiblanco se ha convertido en el segundo mejor equipo del último mes de competición, sólo igualado por un Castellón que vive un arranque sobresaliente. Granada y Albacete, también al alza, completan el grupo de cabeza, pero los rojiblancos son el único equipo que mantiene la portería y la pegada en niveles equilibrados. Levantinos y almerienses son los únicos equipos de la categoría que han ganado tres partidos,
Con dos victorias se encuentran Granada, Albacete, Córdoba, Ceuta, Las Palmas y Cádiz. El resto ha ganado un partido sin excepciones, lo que habla de esa manifiesta igualdad de la que consta la competición.
El vestuario indálico también transmite otra energía. Las victorias han devuelto confianza a un grupo que ahora se siente competitivo en cualquier escenario. La plantilla, que nunca perdió la fe pese al arranque irregular, ha encontrado un punto de madurez en la adversidad. Rubi ha logrado reordenar piezas y reactivar futbolistas que parecían fuera de ritmo, además de dotar al equipo de una identidad reconocible. La gestión de los minutos finales, un problema recurrente en el pasado reciente, se ha convertido en uno de sus puntos fuertes, el Almería sabe sufrir, defender su renta y atacar con cabeza.
Invitación al optimismo
Mirando el conjunto de la tabla, el cambio de tendencia invita al optimismo. Con este rendimiento, la UD Almería vuelve a situarse en la pelea por los puestos de privilegio y demuestra que su techo aún está por descubrir. A diferencia de otros equipos que alternan picos y caídas, los rojiblancos muestran una evolución sostenida, fruto de la confianza y del trabajo acumulado. Cada jornada refuerza la sensación de que el equipo ha recuperado la convicción de los grandes momentos, y que su paso por la categoría no será de transición, sino de ambición.
El campeonato es largo, pero las señales son inequívocas. La UD Almería, que empezó con paso dubitativo, ha sabido reaccionar a tiempo. Su promedio de 2,5 puntos por partido en el último mes lo sitúa entre los mejores registros de la Segunda División y devuelve al conjunto rojiblanco al lugar que le corresponde, una p osición en la parte alta de la clasificación, mirando hacia arriba, con el pulso competitivo de quien ha aprendido a levantarse después de tropezar. En el fútbol, la forma más clara de hablar es ganar, y el Almería, ahora mismo, está hablando con autoridad
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