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Caras de contrariedad en el banquillo de la UD Almería. Agencia Lof
La UD Almería, en caída libre y sin red
UD Almería

La UD Almería, en caída libre y sin red

Los números del conjunto rojiblanco suponen un contraste sin explicación en un equipo que ha cambiado su capacidad futbolística del día a la noche

Juanjo Aguilera

Almería

Sábado, 8 de marzo 2025, 23:06

En el fútbol, comparar rachas de resultados puede ser una herramienta útil para evaluar el rendimiento de un equipo a lo largo del tiempo. Estos análisis permiten identificar tendencias, detectar problemas y ajustar estrategias para optimizar el desempeño. Sin embargo, el contexto de cada racha es fundamental. Factores como las lesiones –la UDA ha sufrido muchas en una zona esencial como lo es el centro del campo–, el nivel de los rivales, las dinámicas internas del equipo y los cambios en el calendario influyen significativamente en los resultados. Por tanto, comparar de manera aislada puede ser injusto o poco representativo de la realidad.

El caso del Almería es un buen ejemplo de cómo las comparaciones pueden ofrecer una perspectiva interesante, pero también pueden ser engañosas si no se consideran las circunstancias. En la primera vuelta, el equipo sumó 39 puntos, mientras que en los primeros nueve partidos de la segunda vuelta apenas ha conseguido ocho. Si se hace una comparación directa entre las primeras nueve jornadas de ambas vueltas, la diferencia es de un sólo punto –sumó 9 en la primera y 8 en la segunda–, lo que podría interpretarse como un bajón menos pronunciado del que refleja el total acumulado de cada mitad del campeonato. Este tipo de análisis subraya la importancia de mirar más allá de los números y considerar el rendimiento global del equipo.

En cualquier caso, las comparaciones entre rachas deben tomarse como un punto de partida para entender qué ha cambiado en el equipo. Si bien pueden señalar problemas en aspectos como la concentración, la táctica o el físico, también pueden motivar a los jugadores y al cuerpo técnico a buscar soluciones. Sin embargo, centrarse únicamente en lo negativo puede generar presión adicional y afectar la confianza del grupo. Por eso, más que fijarse exclusivamente en los números, es crucial analizar las razones detrás de los resultados para encontrar vías que permitan recuperar el buen rendimiento.

Más en el fondo

Es cierto que las estadísticas son una herramienta poderosa en el deporte, pero a menudo pueden resultar frías y engañosas si no se interpretan en su contexto adecuado. En el fútbol, por ejemplo, es común medir el éxito de un equipo por su posición en la tabla, el número de victorias o los goles marcados. Sin embargo, estos datos no cuentan toda la historia. Las cifras no reflejan factores cruciales como el esfuerzo de los jugadores, la influencia del arbitraje, la calidad de los rivales, o incluso la suerte –quince balones estrellados en los palos–, que también juegan un papel decisivo en los resultados.

Además, las estadísticas pueden esconder deficiencias estructurales o estratégicas de un equipo. Un club que domina la posesión del balón y acumula remates al arco podría parecer superior sobre el papel, pero si no logra convertir esas oportunidades en goles la estadística queda vacía y el Almería lo ha padecido en algunos partidos como el jugado frente al Huesca o el 'penúltimo' ante el Málaga –en ambos hizo méritos para que le sonriera la victoria–. De igual manera, un equipo que logra puntos regularmente puede estar tapando problemas de fondo, como desajustes en defensa, falta de cohesión en el vestuario o errores tácticos que sólo se manifiestan ante rivales de mayor nivel.

Por eso, basar un análisis exclusivamente en números puede llevar a conclusiones simplistas o erróneas. Las estadísticas son valiosas cuando se combinan con una evaluación cualitativa del juego. Ver los partidos, entender las dinámicas del equipo y analizar las decisiones tácticas son aspectos esenciales para interpretar lo que las cifras no muestran. De esta forma, se obtiene una visión más completa, que permite ir más allá de lo que los números aparentan y abordar los problemas reales con soluciones fundamentadas.

La comparativa

'Equiparar' resultados en el mismo número de partidos supone asegurar que esta UD Almería no va por buen camino. Extrapolar los resultados tampoco es válido porque son distintos los rivales a los que se enfrentó en la primera vuelta, en los nueve primeros partidos, y a los que se ha enfrentado en la segunda. En la que, eso sí, le ha ganado al Elche y a Córdoba en el golaveraje particular y lo ha perdido con Real Oviedo, Deportivo de La Coruña y SD Eibar. Lo tiene igualado, con Huesca, Sporting y Málaga.

En lo que no iguala, ni con todos estos rivales ni con a propia UD Almería es en las sensaciones, en este 'atasco' que ha supuesto el 'batacazo' continuado experimentado por el equipo rojiblanco si se comparan las actuaciones en el mismo periodo, más allá de hablar de coincidencia o no de los rivales con los que se ha enfrentado.

Comparar la primera con la segunda vuelta no es posible porque sólo se han celebrado nueve jornadas de esta segunda parte y todavía quedan 12 partidos por celebrarse. Pero sí es cierto que concluyen 'desavenencias' de comportamiento entre los nueve primeros partidos de la primera vuelta y el mismo número de enfrentamientos que se han disputado en esta segunda mitad de la competición. En el arranque de la Liga, el Almería era decimonoveno clasificado con los mismos puntos que el Córdoba, con mejor golaveraje general y en puesto de salvación, y superaba al Racing de Ferrol, también con nueve puntos, pero peor balance de goles marcados y goles encajados.

En nueve jornadas

Si la competición se resolviera por lo hecho en los nueve primeros partidos de la segunda vuelta, la situación sería más o menos la misma. Sí es cierto que, sumando un punto menos, en estos nueve primeros partidos que se llevan disputados de la segunda vuelta de la competición, el Almería estaría en puestos de salvación –sería decimoctavo–, lejos del propósito planteado en el arranque de la temporada. Lo haría con un cambio al respecto de aspectos definitorios como el gol, pues ahora, con déficit entre lo que marca y lo que encaja –10 por 11–, en la primera vuelta ofrecía cierta desazón –marcaba más, pero también encajó más (14-18)–, habiendo ganado un partido más que ahora. En el arranque del campeonato logró vencer a Tenerife (0-1) y Burgos (2-0). Ahora 'vive' de la renta de la buena racha, cerrada al ganar en el Nuevo Arcángel de Córdoba (0-3), en último gran partido.

El fútbol, como queda dicho, no entiende de estadísticas. Éstas son orientativas, pero como un análisis clínico señala a la 'falta de defensas', sin que la medicina utilizada haga descender a parámetros normales los efectos del 'gripazo' que padece el equipo y que tiene en una victoria el antibiótico necesario. Lo que sí se puede 'comparar' es la capacidad de puntuar de los indálicos. En los primeros nueve partidos de la primera vuelta sumaba un punto por partido, el actual se queda en 0,88. Ni una ni otra cifra son comparables con lo que generó el conjunto rojiblanco en los 21 encuentros de la primera vuelta en la que, con la rémora que supuso el inicio de la competición, acabó sumando casi 1,86 puntos por partido celebrado, marcaba 1,90 por encuentro y encajaba 1,38. En la actualidad marca 1,11 y encaja 1,22. En los nueve primeros partidos de Liga hacía 1,55 goles por partido, pero encajaba dos por duelo disputado.

El antibiótico

Una victoria podría ser un 'chute' de vitamina c para los indálicos. En esta competición en la que ganar supone tapar las malas sensaciones, del mismo modo que perder 'asusta' y saca a flote 'divergencias', el equipo rojiblanco no 'casa' resultados e imagen. La exhibida el viernes en Ipurua señala hacia un déficit identitario, incluso más alejado de la realidad necesaria que el exhibido en otras derrotas porque tanto en Albacete como en A Coruña hubo una reacción que no se dio ante el equipo armero. Incluso las declaraciones de Rubi señalan a algo más que lo propio de un juego. «Hemos vuelto a reincidir en una mala salida, éramos conscientes del tipo de fútbol que nos iba a plantear el rival. Muy intenso, muy de segundas jugadas, con muchas disputas y a pesar de estar prevenidos, de hablarlo, el Eibar ha sacado partido de un buen inicio, han hecho unos buenos primeros minutos, han conseguido el gol. En la segunda parte hemos estado algo mejor, pero no nos ha dado para generar situaciones excesivamente claras. Analizas el partido y realmente ha habido muy pocas ocasiones de gol por parte de los dos equipos».

El comportamiento difiere de esas dos derrotas anteriores, en las que ambos equipos se adelantaron pronto en el marcador –manchegos y gallegos marcaron antes del minuto 20– y luego hubo reacción indálica. En Ipurua no hubo ni eso. Reconoció Rubi que fue «un quiero y no puedo», con lo del quiero presupuesto porque la voluntad de ganar existe. Pero en Eibar no salieron las cosas para un equipo que parece haber olvidado cómo se juega.

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