Edición

Borrar
Luis Javier Suárez, el centro del mundo para la UD Almería. UDA
UD Almería

El Almería, atrapado entre la urgencia de vender y la obligación de construir

El equipo indálico necesita vender antes de fichar y camina con el recuerdo aún reciente de un verano que empezó tarde y acabó peor

Juanjo Aguilera

Almería

Jueves, 3 de julio 2025, 23:23

El verano futbolístico es un campo de minas. No importa cuántas planificaciones se hayan dibujado en primavera ni cuántas carpetas se abran en los despachos, el mercado se mueve al ritmo de las decisiones que toman otros, de los fichajes que se caen en otras Ligas, de los agentes que filtran interés y de los fondos que mueven dinero de un lado a otro sin avisar. Para el Almería, esa inestabilidad se multiplica por una situación muy concreta. Antes de firmar está obligada a vender. Esa frase, que en otros contextos puede sonar como una simple medida de control económico, aquí se convierte en una sentencia que paraliza cualquier movimiento de fondo en la construcción de la plantilla. No es una necesidad contable, sí una losa que condiciona cada paso.

La dirección deportiva el cuerpo técnico también lo saben; la afición lo intuye. No se puede avanzar con firmeza mientras no se resuelvan las grandes operaciones pendientes, las que deben actuar como palanca para activar el resto del mercado. Los nombres son claros: Luis Javier Suárez y Marc Pubill. Dos activos con mercado, dos futbolistas con nivel de Primera y dos posibles ventas que, de concretarse, inyectarían en las arcas unos cuarenta millones de euros. Lo suficiente para liberar masa salarial, abrir fichas y lanzarse a por incorporaciones necesarias. Pero también dos situaciones delicadas, en las que el factor tiempo puede ser tan determinante como el precio.

Escandaloso rendimiento

Luis Suárez viene de una temporada escandalosa. Ha sido el delantero más decisivo de Segunda, no sólo por cifras –27 goles en Liga, 31 en total– sino por la autoridad con la que se ha movido en un campeonato en el que no todos los jugadores de Primera encajan al bajar. Su nivel lo sitúa de forma natural en la órbita de equipos importantes. El que más fuerte ha apostado hasta ahora es el Sporting de Portugal. El club lisboeta, que da por hecha la salida de Viktor Gyökeres por una cifra que puede superar los 80 millones, lo tiene señalado como el recambio ideal. Las conversaciones con el entorno del jugador y con el Almería existen y la cifra sobre la mesa ronda los 25 millones de euros o 20 con 5 de incentivos. Una cantidad muy cercana a lo que el club entiende como una venta justa, aunque lejos de los 40 de cláusula. Desde Oporto también han preguntado por él y en México se ha filtrado el interés del Cruz Azul, aunque sin movimientos firmes. Lo que sí es seguro es que Suárez saldrá. La única duda es cuándo, y ahí está el verdadero riesgo.

Venderlo ahora asegura liquidez y permite al Almería ponerse en marcha con las llegadas. Pero venderlo demasiado pronto, antes de que otros clubes se lancen con más fuerza al mercado, podría suponer dejar dinero encima de la mesa. En un contexto ideal, el club esperaría a que el Sporting cerrase la venta de su estrella y se viera obligado a subir la oferta. Pero eso exige tiempo. Y el Almería no tiene tiempo. Ya vivió el verano pasado cómo apurar hasta el final puede salir caro: Largie Ramazani fue titular en las dos primeras jornadas y se marchó al Leeds a finales de agosto. César Montes, fichaje estrella en la defensa, también fue transferido al Lokomotiv de Moscú antes del cierre. Dos salidas que, aunque necesarias, dejaron un vacío que no se pudo llenar porque no hubo margen para reaccionar. Ni se encontró sustituto para el belga ni se fichó un central de nivel para Montes. El resultado fue un equipo mal compensado, con desequilibrios que se arrastraron durante toda la temporada. El club no quiere repetir ese error. Pero está obligado a caminar por el filo.

Situación similar

Con Pubill la situación es parecida, aunque con matices. El lateral catalán, que conquistó el oro olímpico con la selección en París 2024, ha sido uno de los jugadores con más proyección del Almería desde su llegada. Aunque las lesiones le han impedido tener una temporada completa, su perfil sigue cotizándose al alza. En Italia, AC Milan y Nápoles lo tienen en sus informes desde hace meses. El Stuttgart también ha hecho llegar su interés. El precio de salida que maneja el club es de unos 15 millones de euros. Y ahí vuelve a surgir el dilema: vender ahora con la cotización actual o esperar a que el mercado se caliente y haya puja. Pero si se espera y no se vende, el escenario es el mismo, el equipo no podrá fichar un recambio y podría arrancar la pretemporada sin saber si contar o no con él.

Esa indefinición también afecta a las llegadas. Hay jugadores ya marcados como objetivos prioritarios. Uno es Daijiro Chirino, central zurdo del Castellón, joven, físico, con buena salida de balón y margen de crecimiento. Ha sido una de las sensaciones en Segunda y está en el radar del Almería como una opción clara para reforzar la zaga. Otro es Marcos Luna, lateral derecho del Zaragoza, que se perfila como posible recambio de Pubill si se concreta su salida. Los informes sobre ambos son positivos, las condiciones están claras, pero no se puede cerrar nada hasta que se activen las ventas. No hay hueco salarial, no hay espacio en plantilla. Hay voluntad, pero no herramientas.

Otras salidas

Por detrás de estas dos grandes salidas hay un segundo nivel de operaciones que también podría desbloquear recursos, aunque en menor medida. Álex Centelles es uno de los jugadores con más papeletas para salir. Tiene mercado en el extranjero y su rol actual no parece encajar en el proyecto que se avecina. Radovanovic también podría encontrar destino fuera si llega una oferta interesante. Bruno Langa es otro nombre con opciones. Pero esas salidas son complementarias. Ninguna de ellas resolverá el problema de fondo. El paso definitivo tiene que venir con las ventas grandes. Sólo así se podrá fichar con criterio, sin precipitación.

A día de hoy, el club vive en pausa. Todo está supeditado a que salgan Suárez y Pubill. Todo está pendiente de que no se repita el patrón del curso pasado. No se puede construir un equipo competitivo sin saber con qué piezas se cuenta. No se puede negociar con fuerza por los refuerzos si no hay músculo financiero. No se puede programar una pretemporada útil si se va a perder a los jugadores clave justo antes del cierre del mercado. Y en Segunda, donde cada punto cuesta, empezar mal puede ser letal. No es sólo una cuestión económica. Es una cuestión deportiva, estructural. Es la base de todo.

La responsabilidad ahora es doble porque no se trata de vender bien, se trata de vender a tiempo, de aprender de lo ocurrido hace un año. De no llegar otra vez a la tercera jornada con medio equipo haciendo las maletas. La ventana no perdona. Y el margen de error de la UD Almería ya no existe.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

ideal El Almería, atrapado entre la urgencia de vender y la obligación de construir

El Almería, atrapado entre la urgencia de vender y la obligación de construir