El tequila peligra: está desapareciendo la materia prima para elaborarlo
La bebida nacional de México ha cruzado fronteras para llenar el mundo de margaritas. Su éxito es su mayor peligro. Comienza a escasear la materia prima para elaborarlo
JAVIER GUILLENEA
Martes, 8 de mayo 2018, 02:19
El tequila está de moda en todo el mundo. Se bebe a destajo, cada vez más, se consume en tan grandes cantidades que los bebedores ... del planeta están a punto de dejar a México sin existencias y sin agave azul, la materia prima con la que se elabora la bebida. Y como suele suceder cada vez que algún producto escasea, los precios se disparan y las mafias no dudan en disparar para hacerse con una porción de una tarta cada vez más jugosa.
El alma y corazón del tequila es el agave azul, un cactus que se cultiva en México y que tarda unos siete años en madurar. Cuando está listo para ser cosechado, equipos de jimadores provistos de coas, una especie de palas sumamente afiladas, retiran las correosas hojas de la planta hasta dejar al descubierto la piña, una gran bola de la que se extrae un jugo que, tras fermentar, acabará transformado no solo en bebida nacional sino también en símbolo de la cultura mexicana.
Hay muchos tipos de agave pero solo el de la variedad 'tequilana Weber', el azul, sirve para hacer tequila. Su lento crecimiento y el gran aumento de la demanda han convertido a esta planta en una mina de oro a la que unos se aferran para enriquecerse y otros para evitar que desaparezca. El agave ya no solo se usa para producir tequila, ahora también lo emplean las farmacéuticas y la industria alimentaria. Y no hay para todos.
En 2011 se plantaron en México casi 18 millones de agaves azules, muy por debajo de los 42 millones que necesita la industria del país. En apenas dos años el precio de la planta se ha multiplicado por seis mientras el consumo de tequila se desborda por todo el mercado internacional. En 2017 el país norteamericano produjo 271 millones de litros de esta bebida, de los que exportó 213 millones. Las ventas al exterior crecieron un 7,2% respecto al año anterior. El incremento de la producción en los últimos veinte años ha sido del 2.458%.
Se bebe en todas partes y ha seducido a estrellas como el actor George Clooney y el cantante Justin Timberlake, que llegaron a crear sus propias firmas de tequila y elevaron su estatus a la categoría de glamuroso. En 2013, Clooney y dos amigos fundaron la marca 'Casamigos', que cuatro años después vendieron a la multinacional Diageo por 1.000 millones de dólares. El año pasado, el principal destino de las exportaciones fue Estados Unidos, con 127 millones de litros, seguido de España, con 5,3 millones. A la fiebre del tequila también han sucumbido países como Japón, Letonia o Sudáfrica. Sin que se sepa muy bien el motivo, una nación como Lituania es la tercera del mundo donde más litros de tequila se beben anualmente por habitante: 0,15.
Todas las cifras se superan año tras año menos las existencias del agave, que ha pasado a ser un objeto codiciado. La necesidad de contar con el mayor número posible de litros para satisfacer la sed global ha llevado a los productores a utilizar plantas poco maduras, lo que no hace sino aumentar la escasez de materia prima. Es el escenario perfecto para la delincuencia organizada, que ha puesto sus ojos en el oro azul y trata de hacerse con él de todas las maneras posibles. En 2017 estas bandas robaron más de 190 toneladas de las preciadas piñas y en Jalisco las autoridades han tenido que tipificar como delito el hurto de esta planta, con penas de entre 5 y 15 años.
Hay que proteger la joya del reino para evitar que muera de éxito. El tequila se extiende como una nueva primavera para llenar el mundo de margaritas, ese cóctel en copa de boca ancha que tiene la costumbre de derramarse cada vez que le tiembla el pulso a su sediento bebedor. Mejor será para ellos que dejen de temblar. Nadie sabe cuántos tragos de tequila les queda.
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