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El tatuador de las monjas y sacerdotes

Wassim Razzouk es el último tatuador de una saga familiar que desde el año 1300 marca a peregrinos cristianos, primero en Egipto y desde hace cinco siglos en Jerusalén. «Tengo sacerdotes y monjas en la sala de espera», dice

MIKEL AYESTARAN

Lunes, 31 de diciembre 2018, 00:27

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Una Harley Davidson aparcada en la callejuela de San Jorge de la Ciudad Vieja de Jerusalén. La máquina es la guardiana del estudio de tatuajes ... de Wassim Razzouk, el último tatuador de una saga familiar que desde el año 1300 marca a peregrinos cristianos, primero en Egipto y después, desde hace cinco siglos, en Jerusalén. La voz de Kurt Cobain se mezcla con el rugido del calentador eléctrico de agua y los golpes metálicos del basurero que pasa con su carretilla brincando por los adoquines. El cantante de Nirvana sufre para dejarse notar. Wassim tiene unos minutos de descanso entre cliente y cliente y espera a que el agua esté lista para prepararse un café instantáneo. Este pequeño estudio se ha convertido en parada obligada para aquellos fieles que quieren llevarse un recuerdo imborrable de su viaje a Tierra Santa y la Navidad, como la Semana Santa, es un momento clave del año.

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