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Reloj sobre la arena de la playa. Noelia Martínez
«Vivimos en un horario que no corresponde y esa anomalía tiene un impacto en la salud»

«Vivimos en un horario que no corresponde y esa anomalía tiene un impacto en la salud»

«No es que siempre se haya comido a las 3 o las 4, sino que por los hábitos de trabajo se cambiaron determinados hábitos en una generación», asegura el profesor de la EAE Díaz Canseco

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Martes, 28 de noviembre 2017

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A José Díaz Canseco no le gusta perder el tiempo. Por eso, este profesor de la EAE Business School es uno de los abanderados de la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios que defiende varios cambios por el bien de los españoles. Según los análisis de la organización, sería beneficioso para la salud física y mental el retraso de la hora peninsular y regresar a los hábitos anteriores a la II Guerra Mundial.

«Los seres humanos tenemos adaptado nuestro cuerpo al ciclo circadiano. Por los procesos lógicos del cuerpo, desde el punto de vista psicológico y físico necesitamos levantarnos con la salida del sol y estar próximos a acostarnos con la puesta del sol», comienza el experto. «Por las mañanas, la temperatura corporal empieza a aumentar y a partir de las 19.00 la temperatura del cuerpo desciende y baja la actividad de energía y de actividad en el cerebro para propiciar el descanso», señala el profesor.

En primer lugar, habría que seguir el ejemplo del horario canario. «A España le toca geográficamente GMT (horario del meridiano de Greenwich). Igual que a Portugal o a gran parte de Francia, ojo», avisa Díaz Canseco. «España estaba en el que le tocaba antes de la II Guerra Mundial porque muchos países del entorno alemán cambiaron su horario al alemán por afinidad o por otras cosas. Cuando terminó, los otros países volvieron de manera paulatina al horario que les toca. Desde entonces, estamos en una anomalía; no es porque sí, ni siquiera porque es un impacto para la salud, que lo hay, sino porque estamos en un horario que no nos corresponde», justifica.

Husos horarios en el mundo.
Husos horarios en el mundo. Rodrigo Parrado

La segunda medida que proponen desde la comisión es luchar contra el prejuicio de que las costumbres españolas retrasan la hora de la comida y de la cena. «Hay gente de 40 años que te dice que siempre se ha hecho así y alguna persona mayor también lo comenta, y eso no es cierto» rebate Díaz Canseco. «En los años 30 o 40, nuestros abuelos y algunos padres realmente comían en torno a la 13.00 o 13.30, que en España era la hora de comer, y la hora de cenar estaba entre las siete y media y las ocho y media de la noche», recuerda el profesor. «Después de la II Guerra Mundial, la entrada masiva y tardía de la mujer al mercado laboral se producen cambios en torno a los patrones y hábitos. Los españoles empiezan a tener dos trabajos, uno por la mañana y otra por la tarde. Eso hace que a mediodía se necesite, además de comer, un parón, un descanso de más allá de media hora y por eso las dos horas de la comida. Cuando empieza a crecer el sector servicios eso queda ahí y se siguen perpetuando. No es que siempre se haya comido a las 3 o las 4, sino que por los hábitos de trabajo se cambiaron determinados hábitos en una generación y las siguientes han ido asumiendo se tipo de hábitos que no son saludables», explica el experto.

Los niños

Los malos hábitos de los que habla Díaz Canseco se han extendido también a los más jóvenes, puesto que los niños españoles duermen de media 53 minutos menos que los europeos. «Es mucho tiempo. Hay problemas de concentración, ansiedad o incluso de depresión desde edades muy tempranas. Descansar bien es una función que el cuerpo necesita para limpiar mentalmente todo lo que hemos hecho durante el día. Si no descansas por la noche al día siguiente no eres capaz alcanzar un nivel de concentración, de energía, de atención o, técnicamente, de excitación del neocórtex cerebral a la altura de lo que necesitas durante el día», alerta Díaz Canseco. Los adultos tampoco salen bien parados porque el despertador suena a la misma hora que en Europa mientras que los españoles se acuestan noventa minutos más tarde.

La solución que proponen desde la Comisión va más allá de la ser conscientes del problema. «La población está muy concienciada, muchos lo sufren», sostiene el profesor. «Hay que cambiar el huso horario en España y eso cuesta poco, es firmar un real decreto. El momento idóneo será en marzo», propone. Con las mentalidades tampoco debería haber problema si hay voluntad. «Una de las cosas que decimos es que no tenemos que fijar desde la administración cuál es el horario de un colegio, tendrá que ser en función del tipo de madres y padres que hay, porque tienen dinámicas profesionales diferentes», argumenta. En el fondo, se trata de no perder el tiempo. «No tiene que ver tanto con coordinar la hora del sol con la hora GMT sino con nuestros horarios o nuestras costumbres y ahí importa el tipo de compañía o cómo estén diseñados los horarios o los turnos. Pero no sólo eso, sino la cultura de cómo se respeta el tiempo, de si usamos inteligentemente el tiempo, cómo me tomo yo mi tiempo y el de mi familia, mi entramado social y el colegio. Tenemos que tener constancia de la importancia que tiene el tiempo, que no se detiene, que el segundo o minuto perdido no lo vuelves a recuperar», sentencia Díaz Canseco.

El turno de noche

Otro aspecto sobre el que han tratado de concienciar desde la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios es el de los turnos. Según sus datos, un 9% de la población española cumple con un turno de noche y un 20% del total de trabajadores del país siguen una jornada a turnos con los problemas sanitarios, psicológicos y sociales que suponen. Quienes trabajan de noche tienen un 40% más de riesgo vascular y la tasa de divorcios es un 50%, según los datos de varios estudios internacionales. Así, hay grupos de riesgo. «En las mujeres, tiene un impacto en la época de lactancia o embarazo. Cuando una mujer está embarazada debería quitarse el trabajo a turnos y, por supuesto, el de la noche porque hay una infinidad de impactos», avisa Díaz Canseco.

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