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Sanidad advierte del peligro de un componente cancerígeno en pan y patatas fritas: ¿qué debes evitar?

Sanidad advierte del peligro de un componente cancerígeno en pan y patatas fritas: ¿qué debes evitar?

Se trata de la acrilamida que puede ser peligrosa para salud si el producto que la lleva se cocina a altas temperaturas

á.l.

Martes, 13 de noviembre 2018, 11:40

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El Ministerio de Sanidad ha puesto en marcha una campaña de sensibilización sobre los efectos nocivos para la salud que puede tener un componente del pan y las patatas fritas. Con el lema «Con la acrilamida no desentones. Elige dorado, elige salud » se trata de concienciar sobre la acrilamida que está presente en muchos productos de consumo habitual. Según explica en un informe la Agencia Española del Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN) si los mismos se manipulan a altas temperaturas, pueden resultar cancerígenos.

Según AECOSAN, la acrilamida es «una sustancia química que se crea de forma natural en productos alimenticios que contienen almidón durante procesos de cocción cotidianos a altas temperaturas (fritura, cocción, asado y también durante procesos industriales a 120ºC y a baja humedad)». Es decir, su presencia es habitual en nuestra cocina pero eso no la convierte en inocua.

En concreto, cuando tostamos o freímos cualquier producto que contenga este componente, hay que evitar que el mismo adquiera el tono marrón propio de quemado. ¿Por qué? Porque existen evidencias científicas que determinan que una exposición oral a la acrilamida hace que se tengan más probabilidades de desarrollar «mutaciones genéticas y tumores». Al menos así ha quedado demostrado en investigaciones con animales de laboratorio.

AECOSAN, citando a expertos de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria, determina que la exposición a este componente en productos como patatas fritas o pan tostado aumenta de forma potencial la aparición de cáncer independientemente de la edad de la persona. Pero su incidencia puede ser mayor en los niños por ser «los más expuestos debido al peso corporal».

Por ello, la forma de cocinar los alimentos y las condiciones de almacenamiento y procesado, pueden resultar claves para la formación de la acrilamida. Sobre todo, cocinar con menor temperatura y evitando que lo que consumimos se queme por encima de los 120 grados, la incidencia de este componente será menor.

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