Un pueblo de Toledo coloca el árbol navideño de ganchillo más alto del mundo

Cien mujeres de Cazalegas –de entre 9 y 85 años- lo han tejido a mano bajo la dirección de la concejala María Jesús Hormigos. Y es que la iniciativa surgió en el Ayuntamiento, que ha querido así contribuir a «crear lazos de unión entre diferentes generaciones y combatir la soledad no deseada que padecen muchas personas en sus casas», explica el alcalde de este pueblo, Francisco Javier Blanco. Las mujeres se reunían cada semana en la Casa de la Cultura de Cazalegas y este viernes el árbol de ganchillo se inaugurará oficialmente a las seis y media de la tarde después de que vecinos, asociaciones y hermandades del pueblo hayan colaborado en su montaje. Su altura será recogida y certificada en acta notarial para aspirar a inscribir a Cazalegas en el Libro Guinness. «Es un atractivo más para este municipio, conocido hasta ahora por la zona de baño y ocio del embalse», señala su alcalde en referencia a este árbol de ganchillo que se ve desde la autovía A-5 (Madrid-Extremadura) que pasa por Cazalegas. Al igual que la casa híper iluminada de Cobisa, el árbol podrá verse hasta el 7 de enero.

Cobisa es un pequeño pueblo de la provincia de Toledo que en los últimos años ha crecido en población –unos 5.000 habitantes- gracias a su cercanía a la capital castellano-manchega: 13 kilómetros. Hace unos años, algunas viviendas unifamiliares que se levantan en las urbanizaciones construidas en torno al casco urbano comenzaron a decorar sus fachadas con luces navideñas imitando el modelo estadounidense que aparece en numerosas películas. La fiebre por este colorido tan luminoso ha llegado a tal extremo este año que uno de sus vecinos, Gino García, ha instalado 15.000 bombillas led, de bajo consumo, en toda la fachada de su casa y en zonas del interior.

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«Quiero que los vecinos se contagien de la alegría de la Navidad», explica Gino que, cada tarde, a las 7, procede a encender las bombillas conectadas a 22 enchufes inteligentes. El espectáculo, que podrá verse hasta el 7 de enero, atrae cada noche a numerosos visitantes hasta esta casa situada en la calle de Juan Valdés, lo que ha convertido a Cobisa en un atractivo turístico. «Por la noche continuamente pasan coches por aquí para ver el espectáculo», apunta Gino, que en agosto inicia los preparativos de este montaje en cuyo trabajo tarda cerca de un mes. «El principal reto ha sido que no se vean los cables, que están ocultos en el césped», indica Gino, que sólo en la decoración de la palmera del jardín ha empleado cien metros de luces y a quien no parece importar la factura de la luz que le llegará en enero. «Me gustaría que más gente se animase a decorar sus casas en la medida de sus posibilidades», dice este vecino de Cobisa, orgulloso de su trabajo.