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MANUEL BRUQUE / EFE
La insólita historia del primer hombre que se atrevió a usar paraguas: se burlaron de él durante 30 años

La insólita historia del primer hombre que se atrevió a usar paraguas: se burlaron de él durante 30 años

Al principio de los tiempos solo era un artículo de uso femenino

ideal.es

Domingo, 4 de marzo 2018, 11:24

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El temporal 'Emma' que azota a Europa estos días se despide con lluvias por casi toda España. Y el elemento por excelencia que nos acompaña para refugiarnos de la lluvia es el paraguas, nuestro nuevo mejor amigo esta semana. Hoy en día cuando llueve nos da hasta coraje olvidarnos de él en casa. Pero un día al primer hombre se que atrevió a usarlo no le fue demasiado bien.

Para empezar, el paraguas que conocemos en la actualidad poco tiene que ver con su origen. Hace como 2.400 años en China el paraguas se consideraba un utensilio de lujo y solo disponían de él la gente más rica y poderosa, tanto para los días de sol como los días de lluvia.

El paraguas aterrizó en el viejo continente a través de la ruta de la seda y no con mucho éxito. Los europeos lo consideraban un objeto femenino que se utilizaba en los días de mucho sol y fueron bastante reticentes a su uso, al menos al principio. Probablemente su nombre (umbrella) también influyó a que la población masculina lo rechazara.

Hasta que un día un famoso empresario de Londres, Jonas Hanway, cambió ese concepto del paraguas dándole el uso que conoces hoy. Entonces el personal se refugiaba de la lluvia con un sombrero o chubasquero. Jonas Hanway fue el primer hombre en atreverse a salir a las calles de Londres con un paraguas, lo que le costó casi tres décadas de mofas.

Para los gentlemans de antaño, Jonas Hanway hizo el ridículo frente a los transeúntes esnobs de la época. Él promocionaba orgulloso la sensata herramienta hecha entonces de costillas de animal y tela extendida para cubrirse de la lluvia. Con paciencia esa mala fama se evaporó y ese "techo portátil" fue adquiriendo popularidad: la gente prefería caminar bajo la lluvia con paraguas que pagar un carruaje, hasta convertirse en un objeto de uso común y cotidiano.

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