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Varias participantes en el festival 'Red Love'. JEAN-FRANCOIS MONIER (AFP)

Orgullo pelirrojo

Más de un millar de personas con «cabellos de fuego», anaranjados o cobrizos, se reúnen para reivindicar su peculiaridad genética y combatir viejos estigmas

Martes, 28 de agosto 2018, 00:00

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«Bermejo, ni gato ni perro de aquella color». Francisco de Quevedo recogía ya en su 'Buscón' este refrán que encierra la secular inquina hacia ... los pelirrojos, tenidos por malditos y pecadores. Y es que tener el cabello cobrizo, rojo o anaranjado como el fuego ha supuesto un estigma. Pero quienes lucen esta coloración capilar y sus características anatómicas -abundancia de pecas y piel blanca- quieren mudarlas en motivo de orgullo y reivindicar su peculiaridad genética.

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