El Nobel de Medicina premia a los descubridores de los microARN

«El Premio Nobel de este año honra a dos científicos por su descubrimiento de un principio fundamental que rige cómo se regula la actividad genética», señaló el instituto sueco. Nacido en Hanover (Estados Unidos), Victor Ambros dió con la existencia de los microARN en sus laboratorios a principios de la década de los 90, aunque no fue hasta comenzado el S.XXI, concretamente en 2001, cuándo se bautizaron con este nombre en tres artículos científicos.

La información que contienen los cromosomas «puede compararse con un manual de instrucciones para todas las células del cuerpo», reveló el Instituto Karolinska. Cada una de ellas tienen los mismos genes, es decir el mismo «manual», sin embargo el cuerpo humano se compone de distintas células. ¿Cómo surgen estas diferencias?

Esa es la pregunta que se plantearon Ambros y Ruvkun justo cuando se enrolaron en el departamento del también Nobel de Medicina o Fisiología, Robert Horvitz. En este laboratorio, ambos se centraron ​​​​en los genes que controlan el momento de activación de diferentes programas genéticos, asegurando que varios tipos de células se desarrollen en el momento adecuado. Estudiaron dos cepas mutantes de gusanos, lin-4 y lin-14, que mostraban defectos en el momento de activación de los programas genéticos durante el desarrollo. Los galardonados querían identificar los genes mutados y comprender su función.

En sus trabajos, estos científicos descubrieron la respuesta en la regulación genética, que permite que cada célula seleccione solo las instrucciones relevantes. «Descubrieron el microARN, una nueva clase de moléculas de ARN diminutas que desempeñan un papel crucial en la regulación genética», destacó la organización sueca.

Su descubrimiento, «revolucionario» -según la comunidad científica, reveló un principio nuevo de regulación genética «esencial para los organismos multicelulares, incluidos los humanos», advirtió el Instituto Karolinska de Estocolmo. Este hallazgo reveló que el genoma humano codifica más de mil microARN.

Hasta principios de los 2000, se tenía conocimiento de ARN mensajero, el ARN ribosómico y el ARN de transferencia. Ambros y Ruvkun sumaron a la ecuación los microARN que, mediante la degradación del ARN mensajero o la regulación de la transcripción, consiguen que las células se distingan.

La regulación genética por microARN, descubierta por estos investigadores, ha estado en funcionamiento durante cientos de millones de años. Un mecanismo que ha permitido la evolución de organismos cada vez más complejos.

Se conoce por la investigación genética que las células y los tejidos no se desarrollan normalmente sin microARN. La regulación anormal por microARN puede contribuir al cáncer, y se han encontrado mutaciones en los genes que codifican microARN en humanos, causando afecciones como pérdida de audición congénita y trastornos oculares y esqueléticos. Las mutaciones en una de las proteínas necesarias para la producción de microARN dan lugar al síndrome DICER1, un síndrome raro pero grave vinculado al cáncer en varios órganos y tejidos.

El descubrimiento fundamental de Ambros y Ruvkun en el pequeño gusano C. elegans fue inesperado y reveló una nueva dimensión de la regulación genética, esencial para todas las formas de vida complejas.

El año pasado, este galardón fue otorgado a los científicos Katalin Karikó y Drew Weissman por la vacuna basada en ARN mensajero para paliar los efectos de la covid-19.

Desde 1901, un total de 227 personas han recibido este galardón, de las que solo 13 de ellas son mujeres. El Noble de Medicina o Fisiología está dotado con 950.000 euros, unos 11 millones de coronas suecas.

Este premio abre la ronda de comunicados desde la capital sueca que continuarán el martes con el de Física, el miércoles con el de Química, el jueves con el de Literatura, el viernes con el de la Paz y cierra la ronda el Nobel de Economía el 14 de octubre.