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Una niña armenia camina bajo una densa niebla por una calle de Shushí. A. WIDAK
«No debes tener más niñas; tienes que darle un varón a tu marido»

«No debes tener más niñas; tienes que darle un varón a tu marido»

Los abortos selectivos provocan un dramático desequilibro demográfico en el país. Cerca de 1.400 niñas están dejando de nacer cada año

Jueves, 1 de marzo 2018, 01:09

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Teme quedar embarazada, porque si la ecografía muestra que su futuro hijo es una niña, lo más probable es que su entorno la presione para que aborte. «Mis familiares me consolaron cuando tuve a mi primera hija», recuerda Ani Kirakosyan, una joven armenia residente en su capital, Ereván. Aún retumba en sus oídos la advertencia que le dio su suegra cuando nació la segunda: «No debes tener más niñas; tienes que darle un varón a tu marido».

En esta exrepública soviética del Cáucaso, donde el apego a los valores tradicionales sigue siendo fuerte, muchos hogares prefieren tener un hijo. Es la herencia de una cultura basada en el patriarcado, en la preferencia por los varones porque ellos son los que aseguran el linaje, los que trabajan la tierra y los que cuidan de los padres cuando son mayores. Ellas, sin embargo, no lo pueden hacer. Educadas para atender las labores domésticas, se les busca un marido y abandonan el hogar familiar. Tal y como reza un antiguo proverbio hindú, 'criar a una hija es como regar el jardín del vecino'. Evoca la creencia de que las mujeres son elementos productivos, pero no para la familia propia, sino para la del esposo.

Esta arraigada convicción, que otorga nulo valor al sexo femenino, está provocando consecuencias dramáticas en algunos países asiáticos, donde la preferencia por el varón empuja a las parejas a interrumpir el embarazo en cuanto conocen el sexo del bebé para deshacerse de una hija indeseada. Es el caso de Armenia, que tiene la tercera tasa más alta de abortos selectivos del mundo, por detrás de China, que puso fin a su política del hijo único en 2015, y por su vecino Azerbaiyán, donde el 53% de los recién nacidos eran niños en el primer trimestre de 2016, según cifras oficiales.

En Armenia, la desigualdad demográfica entre hombres y mujeres por culpa de la selección del sexo de los hijos es una práctica ilegalizada desde 2016, pero, a la vista de los resultados, es muy difícil de erradicar.

El Fondo de Población de Naciones Unidas (FPNU) registró una media de 114 nacimientos de niños por cada 100 niñas en 2012, mientras que la pauta natural hubiese sido de unos 102-106 niños. El caso de la región armenia de Gavar es especialmente alarmante, pues allí nacen 120 niños por cada 100 niñas.

En 2011, la ONU puso en marcha una campaña para luchar contra los abortos selectivos y, pese a la resistencia inicial, el Gobierno armenio la respaldó. Sin embargo, los resultados siguen siendo desoladores, pues en 2017 la proporción fue de 110 niños por cada 100 niñas. Un desequilibrio aún muy importante, pese a las medidas legislativas tomadas por el país para invertir esta tendencia, que obligan a los médicos a preguntar a las mujeres que pretenden abortar los motivos, y a rechazar la interrupción del embarazo si éste se debe al sexo del bebé. Pero la realidad es otra y hay mujeres que confiesan haber abortado en nueve o diez ocasiones para lograr el ansiado varón, una «inversión», frente a la «pérdida» que son las niñas.

Crisis demográfica y social

Según Naciones Unidas, los abortos selectivos motivados por el sexo del bebé son particularmente frecuentes a partir del segundo hijo. Cada año mueren antes de nacer 1.400 niñas en el país. «Dentro de diez o veinte años, estaremos frente a un déficit de mujeres, lo que, combinado con un declive dramático de la tasa de natalidad, conducirá a una crisis demográfica seria», advirte Garik Hairapetian, representante de Armenia en el FPNU. Si la tendencia no se invierte, Armenia habrá perdido de aquí a 2060 más de 93.000 mujeres. Son madres potenciales que dejarán de nacer y que conducirán a una sociedad de hombres solteros.

Algunos expertos han relacionado esta tendencia con la rivalidad territorial que mantienen dos grupos del Cáucaso por la región de Nagorny Karabaj. Tal situación crearía una atmósfera de inseguridad y una necesidad de «defensores de la patria» masculinos.

El Premio Nobel Amartya Sen, en un ensayo de 1990, ya lanzaba una inquietante advertencia al mundo: faltan cien millones de mujeres. Sus palabras retumban casi tres décadas después, tras el informe de la ONU: en 2016 había 60 millones de varones más que mujeres en el mundo, que podrían no encontrar pareja femenina.

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