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Conchi y Nico repasan todas las anécdotas de los agónicos minutos que vivieron cuando se enfrentaron a la riada. Irene Marsilla

La mujer que no murió cuatro veces

Conchi estuvo a punto de perder la vida en la riada, pero Nico se cruzó en su camino y arriesgó la suya para salvarla. «Si no es por él, yo no estaría aquí ahora»

Juan Cano

Valencia

Domingo, 10 de noviembre 2024, 00:06

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Por la calle Victoria Costa Mayo de Catarroja baja un río desbocado de color marrón. Suena una sirena y en la superficie asoma una cabeza ... arrastrada por la corriente. Los vecinos creen que es una niña que se agarra como puede a un árbol. Gritos. Dos chicos sacan desde un balcón una escalera con una cuerda y varias sábanas anudadas, pero hay demasiada distancia y el viento no ayuda. «Ay, el coche, el coche, no…», exclama María José, que pide ayuda mientras graba la escena desde el bloque de enfrente. El vehículo baja sin control y pasa a un metro de ella. «Se va a ahogar, mamá, se va a ahogar», solloza su hijo. «Que se coja… es que la sábana... no puede», dice su madre con el móvil en la mano. A los 40 segundos, se suelta del árbol y la pierden de vista. «Pobreta…», termina María José.

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