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Sorpresa en el referéndum para el cambio de nombre de Macedonia

Sorpresa en el referéndum para el cambio de nombre de Macedonia

Los cambios en la denominación de los países, como pretende el territorio de la antigua Yugoslavia, son más habituales de lo que parece. Ahora se aplican incluso por razones de márketing

ANTONIO CORBILLÓN

Miércoles, 3 de octubre 2018, 01:10

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Igual que los griegos siguen buscando desde hace más de dos mil años la tumba de Alejandro Magno, el rey macedonio que extendió los dominios helénicos por Asia, Europa y África, sus vecinos de la Macedonia exyugoslava tendrán que seguir negociando cómo denominar a su joven Estado. Los nacionalismos y sus discursos identitarios sitúan sus territorios como un destino al alcance de un pueblo concreto. Y detrás de la geografía llegan las fronteras mentales para marcar diferencias con los vecinos. Cambiar todo esto suele ser complejo.

Que se lo pregunten a los habitantes de Macedonia. El antiguo territorio yugoslavo necesitó arduas negociaciones con sus vecinos griegos, reacios a que se llamen como una de sus regiones emblemáticas y dispuestos a imponer el veto a su entrada en la Unión Europea para impedirlo. Todo debía zanjarse el pasado domingo con un referéndum para que el territorio pasase a denominarse República de Macedonia del Norte. Pero sus habitantes parecen tener otras prioridades. Solo el 36,3% emitió su voto, lo que invalida el mayoritario apoyo a ese nuevo nombre. Independiente desde 1991 tras el colapso soviético, el país tendrá que buscar nuevos caminos para que sepamos cómo llamarle.

Sin embargo, en estos tiempos en los que se habla de los estados como si fueran firmas comerciales (hay un Alto Comisionado para la Marca España), otros territorios que han cambiado su nombre han tenido menos miramientos que los macedonios. ¿República Checa o Chequia? Mucha gente no sabe aún cuál es la forma correcta o usan las dos de forma indistinta. El Gobierno de Praga lo tuvo claro. También hija de la 'tocata y fuga' soviética, la República Checa adoptó este nombre a principios de los años 90 tras separarse de Eslovaquia. En 2016, su Gobierno decidió apostar por Chequia por motivos de márketing. No era un problema de nombre, ya que la identidad lingüística siempre ha estado definida. Pero Chequia «es una variante más corta y reconocible», argumentaron sus dirigentes. Magravioto de Moravia, ducado de Bohemia, reino de Bohemia, Checoeslovaquia... pocos ciudadanos han cambiado tanto de DNI como ellos.

El rey de Suazilandia cambió en abril el nombre del país para que no les confundan con los suizos La descolonización o el fin de monarquías suele estar detrás de los cambios

«Nos confundían con los suizos». La pasada primavera, el rey de Suazilandia (África del Sur) celebró el 50 aniversario de su independencia del Reino Unido inaugurando un nuevo país. Mswati III, que reina en la última monarquía absolutista de África y uno de los estados más pobres del mundo, estaba harto de los equívocos que propiciaba la similitud fonética entre Suazilandia y Switzeland (Suiza en inglés). El argumento tiene lógica: «Todo país cambia de nombre tras su independencia y Suazilandia siguió llamándose así hasta hoy», argumentó el 'Swazi Observer', diario oficialista donde los haya. La tierra de la etnia suazi es ya el reino de Eswatini.

La descolonización o el desmembramiento de regímenes autoritarios suelen estar en la mayoría de los cambios en el mapamundi. En algunos casos parecen jugar al ping pong con su propio nombre. Serbia tuvo entidad propia hasta la Primera Guerra Mundial. Después llegó la monarquía junto a eslovenos, bosnios y croatas. Tras la Segunda, Tito fundó la República Socialista de Yugoslavia. El final comunista alumbró a Serbia y Montenegro en 2003. La independencia de éstos últimos (2006) volvió a dejarles en Serbia. A secas y como al principio.

Borrar el pasado colonial

Algo parecido le ocurrió a Tailandia, aunque sea uno de los pocos países que nunca fue colonizado por los europeos. La monarquía de Siam se rebautizó en los años 30 como Tailandia tras un golpe militar. La derrota de su aliada Japón provocó el regreso del nombre histórico, hasta que otra asonada en 1948 le devolvió el que impera en la actualidad.

La Birmania descolonizada ha sumado un golpe cuartelero tras otro. Hace 30 años, la nueva Junta Militar decidió que se llamara Myanmar para borrar toda referencia británica. Muy similar es la historia de Ceilán, hoy Sry Lanka. Mantuvo el nombre portugués incluso después de ser libre, pero, en 2011, el Gobierno lanzó un plan para que la primitiva denominación no figurara en un solo rótulo o documento.

Los casos se multiplican en África. Alto Volta conservó su nombre durante su primer cuarto de siglo independiente hasta que un golpe militar en 1984 enterró el francés y abrigó el nacimiento de Burkina Faso, que se podría traducir como 'la tierra de los hombres íntegros'.

No muy lejos, las cadenas coloniales dieron paso al pequeño estado libre de Dahomey. Pero su Gobierno apostó en 1975 por Benin para que se sintieran mejor representadas las 42 etnias que lo pueblan. El Congo Belga borró su yugo para ser Zaire y, desde 1997, República Democrática del Congo. El Congo Francés también perdió el apellido. La Rodhesia del Sur es hoy Zimbabue. La del Norte es Zambia y África del Sudoeste se llama Namibia.

En este borrado completo colonial también hay alguna excepción. Malgache es el idioma y la etnia que puebla la gran isla del Índico africano. Pero el país se sigue llamando Madagascar, como lo bautizaron los portugueses hace más de quinientos años.

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