El inminente cambio de hora podría ser el último

El cambio de hora se instauró durante la Primera Guerra Mundial y volvió a implementarse en la crisis del petróleo de los años setenta para aprovechar al máximo las horas de luz natural para reducir el consumo eléctrico.

Pero el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) ha estimado que los ahorros actuales son mínimos, apenas un 5% en iluminación, lo que ha llevado a cuestionar si el cambio de hora sigue siendo relevante en la actualidad.

Actualmente, el cambio de hora está regulado en toda la Unión Europea bajo la Directiva 2000/84/CE. En España, el Boletín Oficial del Estado (BOE) ha establecido que esta práctica se mantendrá al menos hasta 2026, cuando se revisará nuevamente la normativa.

El próximo 27 de octubre de 2024, el cambio de hora será el penúltimo de la década, antes de que las autoridades decidan si se mantendrá o no esta tradición en el futuro.

El cambio de hora puede tener un efecto directo en la salud. La Sociedad Española del Sueño ha advertido que alterar el ritmo biológico puede provocar problemas como el jet lag, fatiga, somnolencia, e incluso aumentar el riesgo de diabetes, obesidad y enfermedades cardiovasculares.

Algunos expertos en salud consideran que eliminar el cambio de hora podría mejorar el bienestar general de la población, ya que muchos sufren alteraciones en su rutina por este ajuste.

El cambio de hora también tiene un impacto notable en la economía y en sectores como el turismo. Durante el horario de verano, los destinos turísticos suelen beneficiarse de las horas extra de luz diurna para extender sus actividades al aire libre. No obstante, el cambio al horario de invierno puede obligar a muchos negocios a reorganizar sus horarios, lo que genera dificultades tanto para turistas como para los profesionales del sector.