«El hedor de Granada, Córdoba y Sevilla era insoportable»: un artículo señala a España como el peor país del mundo

Así lo refleja en su último artículo la periodista de la revista británica The Spectator Zoe Strimpel, que recientemente ha publicado un reportaje con España en el punto de mira que ha causado gran polémica. «España es un país horrible para pasar unas vacaciones», es el título del artículo en el que la periodista asegura que se trata de «el peor país de Europa occidental».

Según comenta Zoe, pese a que España parezca un país elegante, romántico y adorable, lo cierto es que sus ninguna de sus visitas ha sido genial, hasta el punto de que «la mayoría fueron francamente espantosas». «Me atrevería a afirmar que España es el peor país, no del mundo, pero sí de Europa occidental».

En su publicación la periodista de The Spectator habla de algunas ciudades concretas a las que define como «terribles». Es el caso de Magaluf, Marbella o Alicante, de las que dice que son «algunas de las menos atractivas del continente». Pero también tiene malas palabras para las que algunos consideran como las más elegantes: «Mis viajes a Sevilla, Granada y Córdoba cuando era niña se veían empañados por el hedor de los desagües en todas las habitaciones que dormíamos».

Además de hablar de muchas de sus ciudades, Zoe también cuenta a los lectores de la revista británica que políticamente «España es repugnante», con una izquierda y una derecha «chifladas» y «con demasiado poder». Y luego está la economía, de la que comenta que «está prácticamente moribunda» con un desempleo «disparado».

Pese a que la gastronomía británica sea calificada por muchos como una de las peores del mundo, para Zoe la Española está por detrás sin ninguna duda: «No puedo pensar en ningún lugar de Europa donde la comida sea tan mala y, sin embargo, tan promocionada. ¿De verdad tengo que viajar a mil millas para comer esos montones venenosos de carbohidratos aceitosos?».

Para finalizar, la periodista también critica a la literatura española, poniendo en duda si, a parte de Cervantes, «existe alguna». Y no deja la oportunidad para cerrar su artículo hablando sobre las corridas de toros: «No es una tradición propia de la era moderna. Así que no, puedes llevarte tus tapas y tu furia progresista; no pienso molestar a España con mi turismo en un futuro próximo».