Hallan muertos a una anciana y a su hijo en un pueblo de Málaga: él falleció primero y ella después por inanición

Los cadáveres de ambos fueron encontrados la tarde noche del jueves 13 de febrero en una vivienda del término municipal de la localidad. Fueron los servicios sociales del Ayuntamiento los que activaron las alarmas después de varios días sin saber de la familia, que procedía de Reino Unido.

Los técnicos municipales comunicaron su extrañeza por la falta de noticias a la Policía Local de Alhaurín el Grande, que envió una patrulla para comprobar que madre e hijo se encontraban en buen estado de salud. De hecho, esta situación se había repetido varias veces en las últimas semanas y los agentes asistieron en varias ocasiones a la familia.

En esta ocasión, los policías locales llamaron varias veces a la puerta. Ante la falta de respuesta, accedieron al interior de la vivienda. Dentro, localizaron los cadáveres de ambos, que no presentaban signos de violencia, de ahí que la principal hipótesis es que primero muriera él y luego ella por inanición.

Los servicios municipales ya intervinieron días antes, cuando los sanitarios acudieron al domicilio con una ambulancia para asistir a la madre, que se encontraba en fase terminal, de ahí la dificultad para determinar quién de los dos murió primero.

Tras la inspección ocular, realizada por la Guardia Civil, los dos cadáveres fueron trasladados al Instituto de Medicina Legal (IML) de Málaga, donde el viernes comenzaron las autopsias, que han quedado pendientes de los estudios complementarios.

En casos de este tipo, donde dos o más personas fallecen a la vez o con pocos días de diferencia, lo habitual es que haya signos de violencia de una persona sobre la otra, que haya participación de terceros o que se trate de un suicidio pactado o ampliado. Pero, según los especialistas, los casos como el de Alhaurín el Grande, donde primero muere el cuidador y después la persona dependiente, son muy infrecuentes.

Los expertos consultados por 'Diario Sur' recuerdan que existe otra casuística poco usual, que es por la acción de gases tóxicos, como la llamada muerte dulce por inhalación de monóxido de carbono por una mala combustión de estufas de gas.

También se han descrito casos intoxicaciones por gas fosfano, como le ocurrió a una familia de Sevilla hace más de una década. Padre, madre e hija perecieron porque acumulaban en el cuarto de baño sacos de tapones de plástico que vendían al peso para reciclar. El plaguicida de las botellas, en contacto con agua o humedad, liberaron la fosfina.