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Guardias civiles atraviados con el tricornio. EFE
Un teniente de la Guardia Civil cambia el tricornio por los hábitos

Un teniente de la Guardia Civil cambia el tricornio por los hábitos

Ordenado sacerdote en 2002 y destinado en Valencia, lucho contra el terrorismo y el narcortráfico en Murguía y Llodio (Álava), y Algeciras (Cádiz)

EFE

Valencia

Domingo, 26 de mayo 2019, 17:18

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La iglesia de San Juan del Hospital de Valencia cuenta, en su equipo de sacerdotes, con Pablo Lucena, un cordobés de 51 años y teniente de la Guardia Civil en situación de excedencia. Lucena, que es presbítero del Opus Dei, sintió su vocación sacerdotal mientras servía en activo en la benemérita, según ha explicado el Arzobispado de Valencia en un comunicado.

Aunque su vocación también a la Guardia Civil era «absoluta», Lucena cuenta que descubrió otra vocación, la sacerdotal. «Dios me pidió un cambio de planes: que fuera sacerdote ministerial. Algo que no se entiende si no partimos de la llamada que Jesús me hizo al Opus Dei como numerario cuando tenía 15 años y a mi respuesta afirmativa», ha relatado.

De esta forma, cuando este cordobés ejercía como teniente de la Guardia Civil sintió «esa nueva llamada de Dios». «Le dije a monseñor Javier Echevarría, prelado del Opus Dei en ese momento, que mi entrega a Dios quería ser total, incluso por delante de mi vocación profesional, y tras sopesarlo con calma, finalmente fui ordenado sacerdote el 1 de septiembre de 2002 en Torreciudad», ha apuntado.

Lucena, natural de Baena (Córdoba), ejerce su ministerio en la iglesia de San Juan del Hospital, en Valencia, y se dedica principalmente a acompañar a jóvenes y personas enfermas. Lo que más valora del sacerdocio es «la misa» y asegura que también es «muy satisfactoria» la confesión, porque «estás cara a cara con las profundidades de la otra persona, una labor muy delicada pero muy bonita», ha añadido.

De las reacciones en su entorno cuando comunicó su decisión de ser sacerdote recuerda: «Algún compañero me dijo que era una pena, con la carrera que llevaba en el Cuerpo, lo que me hizo sonreír, y en la Comandancia me aconsejaron tomarme más tiempo porque me veían disfrutar en mi trabajo», mientras que en su familia --sus padres y sus nueve hermanos-- «no se lo esperaban» pero le apoyaron «felices».

Terrorismo y narcortráfico

En sus años en activo en la Guardia Civil, Lucena tuvo como destinos el País Vasco, en los cuarteles de Murguía y Llodio, en Álava, entre 1993 y 1995, y Algeciras, donde pudo «conocer de primera mano las miserias del terrorismo y del narcotráfico», respectivamente.

Según ha destacado el sacerdote, lo mejor del trabajo como teniente de la Guardia Civil ha sido sus compañeros dado que dice tener la suerte de «haber hecho muy buenos amigos en el cuerpo», al que define como «una familia en la que vivimos juntos, con las puertas abiertas, y con un orgullo tremendo».

Respecto a su vida como sacerdote, Lucena ha puesto de relieve «la libertad, la paz y la secularidad» como «tres claros acentos del carisma del Opus Dei», donde «cada uno es diferente y busca vivir con Jesús su día a día» y defiende que «nadie ha hablado tan claro como san Josemaría Escrivá -fundador del Opus Dei- sobre la libertad individual en la Iglesia y en la sociedad, sobre todo en materia política».

Por último, respecto al planteamiento que pueda hacerse hoy en día algún joven al sacerdocio, Lucena ha comentado: «Le diría, con admiración, que lo piense tranquilamente, que lo hable con Jesús en la oración y con quien le pueda ayudar, que confíe en el plan que Dios Padre tiene para su vida, que experimente la felicidad de darse a los demás con generosidad». «Y que decida, sin miedo, en un sentido o en otro, intentando no agobiarse porque, al final, nadie está a la altura de esa misión, por eso el sacerdocio es una vocación que da alas y hace tan feliz», ha concluido.

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