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Un subfusil, una táser y una porra extensible apuntan a un hombre que en 2018 entró en los terrenos del Parlamento en Londres. El intruso fue abatido con la pistola eléctrica. REUTERS

Las armas que no matan se imponen en los cuerpos policiales

Son tan limpias y fáciles de utilizar que el riesgo es que se usen demasiado

JAVIER GUILLENEA

Madrid

Miércoles, 11 de diciembre 2019, 00:54

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A Toni Castejón le han disparado con una pistola táser. «Sí que duele, no es agradable», confiesa. «Produce una descarga que te paraliza la musculatura ... y te hace perder la movilidad. Tienes la sensación de que no controlas tu cuerpo, te agarrotas y caes al suelo», explica. Todo dura poco más de cinco segundos, tiempo suficiente para que el sospechoso sea detenido.

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