Este empresario vendía a supermercados carne putrefacta adulterada con productos para alisar paredes
El hombre eliminaba el mal olor y mejoraba el aspecto de la comida con blanqueantes y sulfitos para venderla.
Europa Press
Miércoles, 2 de julio 2025, 15:36
La Policía Nacional ha detenido a un empresario de Leganés por adulterar carne en putrefacción con blanqueantes de construcción y sulfitos para venderla. Según ha ... informado este miércoles la Jefatura Superior de Policía de la capital, el hombre usaba estos compuestos para eliminar el olor y la apariencia de la descomposición de la carne para darle un aspecto «aparentemente saludable» durante cinco o seis días más.
Para esta actividad, el detenido utilizaba a trabajadores extranjeros en situación irregular a los que imponía jornadas de hasta 26 horas continuas por salarios míseros, que a veces ni abonaba, no dudando en amenazarlos si protestaban por sus condiciones laborales.
Estaba escondido
Cuando los agentes llegaron al local para detenerle, lo encontraron oculto en sus propias instalaciones. Finalmente, se procedió a su arresto como presunto responsable de un delito contra la salud pública, un delito contra los derechos de los trabajadores, defraudación de fluido eléctrico y contra la hacienda pública.La investigación comenzó tras recibir una denuncia de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social de Madrid en la que se daba cuenta de la contratación de personas en situación irregular en una empresa del sector cárnico de la localidad de Leganés.
Una vez avanzada la investigación, los agentes tuvieron conocimiento de que este empresario podría estar añadiendo productos químicos ilegales para el tratamiento de carne fresca, así como un producto destinado a labores de construcción, más concretamente uno utilizado habitualmente para alisar las paredes.
Además, también podría estar defraudando una importante cantidad de fluido eléctrico. Durante la investigación se pudo conocer que este empresario tenía aleccionados a sus empleados para que se escondiesen si detectaban la presencia policial.
Les exigía que escapasen, bien por una trampilla en el techo de la nave, a la que se accedía subiéndose a una silla, o a través de una escalera en un cuarto de cuadros eléctricos que daba a la azotea. Además, les amenazaba con denunciar su situación irregular si no accedían a sus exigencias laborales. Desde el exterior se percibía el gran olor a putrefacción que provenía del interior de la nave.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión