«Los efectos de la covid persistente no los tiene la gripe y son severos»
El experto recuerda que no debemos subestimar al coronavirus, ya que debilita el sistema inmunológico más que otras infecciones
La consejera de Salud y Consumo, Catalina García, se refirió este martes a la subvariante BF.7, surgida en China, haciendo hincapié en que «Andalucía ... está inmunizada y los virus que vengan tendrán más dificultad para circular». El experto Javier Cantón, doctor en Virología y profesor de Biotecnología de Coronavirus, insta a estar «alerta» ante esta y la XBB.1.5., conocida comúnmente como Kraken, así como las que surjan en un futuro.
«Las que ahora circulan no parece que produzcan síntomas más graves ni más mortalidad, pero si al ser más contagiosas infectan a más gente al final pueden matar más», resalta el granadino. Las primeras cepas, recuerda, provocaban neumonías muy severas que afortunadamente ya no se producen tan habitualmente. Sin embargo, Javier Cantón advierte de que los efectos a largo plazo pueden ser graves. «Sabemos a qué tipo de tejidos afecta el coronavirus y a cuáles la gripe y podemos prever peligros. Los efectos de la covid persistente no los tiene la gripe y son severos», argumenta.
En este punto, el experto alude a investigaciones que apuntan a que el coronavirus ha afectado de lleno al sistema inmunitario de la ciudadanía, que ha envejecido cinco años o más. «Debilita más que otras infecciones, ya que toca muchos órganos. A largo plazo comprobaremos estos efectos», advierte Cantón.
Prevención
La mascarilla y la vacunación siguen siendo elementos clave para evitar contagios y, en caso de infección, que los síntomas sean lo más leves posibles. A juicio del virólogo, cada individuo debe valorar su circunstancia personal, pero usar la mascarilla para evitar virus respiratorios es más que idóneo. «Si alguien presenta síntomas, por supuesto debe usarla», recuerda. Y aunque sigue siendo obligatoria en el transporte público, lo cierto es que en la práctica, si no se controla, muchos se la bajan. «Hay un hartazgo general con su utilización, tuvimos la oportunidad de inculcar su uso y ha llegado a mucha gente, pero no a tanta como se podría», lamenta.
Este hartazgo también lo hace extensible a la vacunación, con la ciudadanía mucho menos motivada para solicitar la cuarta dosis. «La población por encima de 60 años está más animada, pero por debajo no, y tendría que normalizarse la vacunación tanto de covid como de gripe», concluye.
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