Prisión provisional y sin fianza para el detenido por el asesinato en Mocejón

Tras la comparecencia, el juez instructor ha solicitado un informe médico forense, «cuyo resultado ha determinado la necesidad de realizar el interrogatorio con adaptaciones a su situación de discapacidad». Un punto que aclara una de las dudas del caso: el joven presenta una discapacidad psíquica, ahora queda por certificar el grado de la misma.

Al margen de este informe inicial, el juez instructor ha pedido, asimismo, otro dictamen, en este caso, sobre la imputabilidad del investigado. Al joven de 20 años se le imputa un delito de asesinato y se ha decretado prisión provisional comunicada y sin fianza. El magistrado, «una vez resuelta la situación procesal», ha reclamado a instituciones penitenciaras el traslado del detenido a un centro que cuente con una unidad o departamento adecuado a la situación de discapacidad del mismo.

Minutos después de las tres de la tarde, el detenido fue trasladado a la prisión castellanomanchega de Ocaña I, que cuenta con el Programa de Atención a Internos con Enfermedad Mental grave (PAIEM) en la que el joven podría ser internado tras la valoración de los facultativos de la prisión y por la petición realizada por parte del magistrado instructor del ingreso del investigado en una prisión que con una unidad o departamento adecuado a la situación de discapacidad del mismo.

Por otro lado, la investigación continúa abierta en la que los agentes de la Benemérita tratan de esclarecer si uno de los cuchillos encontrados el pasado miércoles cerca de la casa del detenido es el arma del crimen. Tras una primera inspección, un perro del servicio ginológico del instituto armado detectó «restos biológicos humanos» en este objeto puntiagudo de unos 11 centímetros de hoja.

Sin embargo, esta no es la única incógnita por resolver en el crimen del pasado domingo en la localidad toledana de apenas 5.000 habitantes. Desde el lunes, los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado tienen en su poder, según ABC, los informes médicos y los certificados que acreditan una discapacidad psíquica del 70% como afirmó su padre en declaración ante los medios.

La otra pieza del puzle por encajar es el motivo del crimen el cual llevó al detenido a cometer el asesinato. «Es un chico sano, pero no le han tratado con amor», denunció el progenitor horas después de la detención.

A pesar de estos dos cabos aún por atar, la investigación llevada a cabo por la Guardia Civil en los últimos días. «Es un orgullo el trabajo que han realizado desde el momento del crimen», aseguró Milagros Tolón, delegada del Gobierno en Castilla-La Mancha.

Dos cámaras una privada y otra municipal, según fuentes de la investigación, sitúan al principal sospechoso en las inmediaciones del polideportivo Ángel Tardío, lugar donde se cometió el crimen, en la mañana del domingo 19 de agosto.

En una de ellas, situada en un chalé cercano a las instalaciones deportivas, se observa como el arrestado camina por el Paseo de los Molinos embozado con un pañuelo, la calle de Mocejón que lleva hasta este lugar. Minutos después, una cámara municiapal registra cómo se aleja de la zona pero sin nada que le cubra.

Estas imágenes «poco nítidas» fueron, según ABC, vistas por dos grupos de menores que reconocieron al sospechoso, aunque afirmaron que «no le conocían». Con esta confirmación, la recopilación de más testimonios de vecinos del pueblo y el rastreo digital, la Guardia Civil llegó hasta la calle Dalí del municipio en la que, finalmente, detuvo al joven que aparecía en las imágenes.

Una detención que se produjo a primera hora de la tarde del lunes, poco más de 24 horas después del asesinato de Mateo. En un primer momento, trascendió que el detenido había confesado «parcialmente» la autoría del crimen. «Mi hijo ha confesado todo lo que le han dicho que confiese, sea verdad o mentira», advirtió el padre ante los medios de comunicación.

Antes de llegar a los calabozos de la Comandancia de la Guardia Civil en Toledo, el sospechoso presenció el registro de la casa del padre y de su abuela en Mocejón, con los que pasaba varias temporadas al año en el pueblo, y donde se encontró en la lavadora la ropa que coincidía con la registrada en las dos cámaras de seguridad.