Una biblioteca guarda manuscritos que no serán publicados hasa que no crezcan los árboles que permitan editarlos
La Biblioteca del Futuro recopila obras que no serán publicadas hasta dentro de un siglo. Tienen que crecer antes los mil abetos que brindarán el papel en que se imprimirán
SUSANA ZAMORA
Madrid
Jueves, 28 de noviembre 2019, 00:35
Pasarán a la posteridad sin que nadie los conozca. Son narradores del presente para lectores del futuro, que escribirán a ciegas, sin saber qué teclas ... tocar o qué sentimientos despertar. ¿Qué contar a alguien que aún no ha nacido? ¿Cómo dirigirse a una generación que no existe? Ese es el reto. Historias que nadie leerá hoy, porque están reservadas al mañana. Porque en eso consiste la Biblioteca del Futuro, un proyecto que germinó en 2014 y que a lo largo de un siglo recopilará cada año el manuscrito de un autor diferente. Obras inéditas que dormirán en el sueño de los justos hasta que en el año 2114 salgan a la luz tras un letargo centenario. Hasta entonces permanecerán a buen recaudo en el último piso de la Biblioteca Deichman de Oslo (Noruega). Allí, en la 'Sala silenciosa', a la que solo tienen acceso unos pocos privilegiados, aguardarán su momento de ver la luz.
Cien años de soledad, de espera imprescindible para que la fantástica idea de la artista escocesa Katie Paterson crezca. Con el apoyo del Ayuntamiento de Oslo y del programa de arte público 'Slow Space', Paterson obtuvo hace cinco años todas las bendiciones administrativas para plantar mil abetos en la región boscosa de Nordmarka (al norte de la capital noruega), poder talarlos un siglo después y obtener el papel necesario para imprimir y publicar los cien libros que, para entonces, completarán la colección. «Un día iba en el tren y para matar el tiempo me puse a hacer garabatos; empecé a dibujar árboles y sin saber muy bien por qué los relacioné con los capítulos de un libro. Me cautivó la idea de que unos abetos acabaran convirtiéndose, al cabo de los años, en novelas», explica Paterson.
La impulsora de este proyecto, que es a la vez una declaración medioambiental, ya no estará en 2114 para verlo, pero se ha asegurado de que se cumplirán punto por punto todas sus pretensiones. De ello se encargará el fideicomiso de la Biblioteca del Futuro.
Todos los años, hasta 2114, se revelará en el mes de octubre la identidad de un nuevo autor, que se comprometerá a entregar su manuscrito en la primavera siguiente en una ceremonia pública celebrada en el bosque de los mil abetos. El resultado será una colección literaria única en el mundo, que multiplicará sus ejemplares a la par que crecen los árboles que le servirán de soporte físico.
A Paterson le resulta «extraño» pensar en esos cien libros y en la larga travesía que tendrán que hacer hasta que alguien los abra. «El mundo cambiará y ellos permanecerán intactos; en reposo, como si fuesen vinos que envejecen en la oscuridad, para ser abiertos por primera vez y disfrutados por los hijos de nuestros hijos», expresó.
Pero, ¿qué escritor contemporáneo iba a querer trabajar en una novela que jamás llegará a ver en las librerías y de la que nunca sabrá si llegó a ser un 'best seller'?
De momento, son seis. El último en sumarse, después de que la artista y promotora del proyecto contactase con él, ha sido el noruego Karl Ove Knausgaard, quien en julio publicaba el volumen final de su polémica saga 'Mi lucha'. Según confesó al diario británico 'The Guardian', ya había comenzado a escribir su trabajo. «Es como enviar un pequeño barco desde nuestro tiempo a lectores que ni siquiera han nacido», declaraba.
Los escritores hablan
La autora turca Elif Shafak ahondó en esa idea cuando cedió su manuscrito en 2017, titulado 'The Last Taboo': «Es como escribir una carta ahora y dejarla sobre un río. No sabes a dónde llegará o quién la leerá». Tres años antes, la canadiense Margaret Atwood, que fue la primera escritora en dejar su legado literario, titulado 'Scribbler Moon', compartió las «inquietantes» sensaciones que le producía escribir a un plazo tan largo: «Es raro pensar que, de alguna forma, despertaré dentro de cien años».
Y frente al romanticismo que envuelve este plan, ya hay quien piensa en sacarle su buena rentabilidad. Galerías de arte de todo el mundo han mostrado su interés por esta especie de cápsula del tiempo literaria y han abonado cientos de euros a cambio de uno de los mil certificados que se entregarán en el año 2114 y la posibilidad de exponer toda la colección de libros. Certificados que serán una lámina extraída de cada uno de los mil abetos tras realizar un corte transversal para que sus propietarios puedan apreciar los cien anillos del árbol, uno por año, uno por libro.
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