El CSIC señala a qué edades es seguro volver a las aulas y a cuáles no por el coronavirus
Los investigadores desaconsejan la educación presencial para los mayores de 16 años
E.Q.
Lunes, 14 de septiembre 2020, 11:57
La vuelta a los centros educativos es segura para los menores de 10 años pero no para los mayores de 16, ya que estos últimos ... tienen una propensión similar a infectarse a la de los adultos. Así lo indica el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), quien también duda sobre el retorno a las aulas de los niños de entre 10 y 16 años.
Estas conclusiones forman parte del informe 'Una visión global de la pandemia COVID-19: qué sabemos y qué estamos investigando desde el CSIC', un texto de 258 páginas en el que este organismo recoge los datos que la comunidad científica ha recabado sobre el coronavirus hasta el momento.
El informe dedica un capítulo completo a los niños, en el que analiza la incidencia y gravedad de la COVID-19 en este grupo de población. Los autores del capítulo, Ugo Bastolla, Miram Rodríguez García y Antonio Figueras Huerta, también examinan los beneficios y riesgos de la educación presencial en diferentes edades.
Según los autores, «el efecto negativo de cerrar los colegios se tiene que evaluar respecto a los posibles efectos positivos que puede tener para mitigar la pandemia». A este respecto los investigadores señalan que el cierre de colegios tiene importantes costes sociales. Entre ellos están los déficits de formación de los niños, las consecuencias negativas sobre su socialización y salud mental y los problemas de conciliación laboral para los padres.
No obstante, los autores señalan que el riesgo depende de la edad de los niños y que una vuelta controlada a las actividades escolares puede tener una relación positiva entre beneficios y costes, especialmente para los niños de hasta 10 años.
Según los datos serológicos recabados, los niños hasta seis años tienen una probabilidad de infectarse que se puede estimar en un tercio de la de los adultos y también una baja probabilidad de transmitir el virus. Esto, según los autores, significa que «la probabilidad de brotes es baja aún en ausencia de medidas de contención tales como mascarillas». Para los niños de entre seis y diez años el riesgo de abrir las clases, según el CSIC, «seguiría siendo reducido y habría grandes beneficios en términos de aprendizaje, conciliación familiar y desarrollo emocional». Para estas edadaes los autores señalan que «habría que imponer el uso de mascarilla e intentar reducir los riesgos asociados a comedores».
La situación es muy distinta para los mayores de 20 ya que, según los investigadores: «Tienen una propensión a infectarse similar a la de los adultos, una alta propensión a hacerlo de forma asintomática y más difícil de controlar, frecuentan clases con muchos participantes y alta probabilidad de contagio, y no causan problemas de conciliación familiar si frecuentan clases en remoto, aunque la disminución de contactos sociales en una etapa de maduración importante pueda tener un coste afectivo y psicológico».
Por ello los autores consideran que para esta etapa sería conveniente continuar con los cursos universitarios no presenciales, si bien añaden que «sería necesario ayudar a las familias más desfavorecidas para adquirir equipamiento informático». El CSIC cree que estas consideraciones también pueden aplicarse a los estudiantes de bachillerato de más de 16 años.
En cuanto a los niños de edad intermedia, entre 10 y 16 años, la situación «no está tan clara» según el CSIC. Los investigadores explican que los riesgos de infección son comparables con los de los adultos aunque un poco menores. No obstante, añaden que «estos niños en general no son todavía autosuficientes y cerrar su colegio puede generar problemas tanto de conciliación familar como de aprendizaje, y también de naturaleza psicológica en una edad tan difícil como la adolescencia».
Por ello creen que podría ser conveniente «reabrir los colegios con medidas adicionales respecto a los niños de menos de 10 años, como reducir el tamaño de las clases aumentando el número de profesores o alternar entre clases presenciales y en remoto».
El informe también alerta de los riesgos de propagación en la red de clases de hermanos. Según explica el documento, al menos la mitad de los niños españoles tienen hermanos, lo que implica que un virus que entre en una clase con 20 niños puede propagarse hasta a 10 clases más a través de los hermanos si no se identifica y contiene. Es por ello que, según los autores, «la detección precoz de las infecciones y el trazado de los contactos sigue jugando un papel esencial». Para conseguirlo los investigadores señalan que hay que estudiar cómo acelerar la identificación de los contactos creando bases de datos que reconstruyan la red de relaciones familiares.
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