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Técnicos instalan una micro red de paneles solares en un centro comunitario de Puerto Rico, que suministrará energía a unas 3.000 personas. R. P. P. R.
Un Capitán América para Puerto Rico

Un Capitán América para Puerto Rico

El arquitecto de moda en Brooklyn, Jonathan Marvel, se ha propuesto devolver la luz a la isla caribeña, devastada por 'María'. Catorce meses después del monstruoso huracán, el 10% de la población sigue aún sin electricidad

ICIAR OCHOA DE OLANO

Lunes, 31 de diciembre 2018, 16:07

Brooklyn, el distrito más creativo y cosmopolita de Nueva York, antaño guarida de la clase obrera mayoritariamente negra, hoy un elitista balcón a la hilera de rascacielos de la Gran Manzana, debe en buena medida su renovado aspecto a Jonathan Marvel. Aunque su apellido induzca irremediablemente a pensar en formato de viñetas, no es hombre de cómics, sino de diseño y construcción de edificios. Varios equipamientos incorporados en los últimos tiempos a este enérgico y creativo barrio han salido del estudio que lidera en la Gran Manzana. Es el caso del New Lab, un espectacular espacio de oficinas reencarnado en una vieja fábrica de turbinas que, tras más de medio siglo de abandono, renace como un gigantesco laboratorio de ideas destinado a empresarios de la robótica y la nanotecnología; o el Almacén de Santa Ana, un depósito de tabaco del siglo XIX situado bajo el mítico puente del mismo nombre que afronta el XXI reciclado en un centro de artes escénicas; o el premiado complejo de Brooklyn Bridge Park, con hotel, área residencial y espacios comerciales, en los antiguos muelles industriales de la zona, a tan solo un viaje en ferry del Bajo Manhattan.

Pero el «responsable del nuevo 'look' de Brooklyn» -ese fue el título con el que la centenaria revista estadounidense 'Architectura Digest' le coronó hace dieciocho meses en su portada- no solo se dedica a embellecer el ombligo del mundo. También se ocupa de dotar de los servicios más básicos a los olvidados de ultramar.

Este arquitecto de éxito, con proyectos abiertos en todo el país, nació y creció en Puerto Rico. Y aunque abandonó pronto la isla caribeña para graduarse en Harvard en la misma profesión que ejercieron su abuelo, su tío y su padre, no pudo permanecer de brazos cruzados ante la desoladora estampa que el monstruoso huracán 'María' dejó hace catorce meses a su paso por la menor de las Antillas Mayores. «Tardé tres semanas en encontrar pasaje en un avión para ir allí. Fue impresionante. Cuando uno llega a Puerto Rico en avión enseguida se percata de su condición de país monocromático. Es verde. También el agua del mar. Aquel día se veía 'brown'. Nunca antes lo había visto así. No se reconocía. Uno está acostumbrado a ver las calles y las carreteras llenas de automóviles. Después de Mónaco, Luxembugo y Abu Dabi, es el cuarto país del mundo en número de automóviles por persona. Y aquel día no había ninguno. Las carreterras estaban desiertas. Las bombas de las gasolineras no funcionaban. No había electricidad», cuenta a este periódico, sobrecogido por el desolador recuerdo, desde su despacho en Nueva York.

Un golpe tras otro

A mediados de septiembre de 2017, Puerto Rico (3,3millones de habitantes) trataba de recuperarse del impacto del ciclón 'Irma', que dos semanas antes había dejado a unas 80.000 personas sin suministro eléctrico, cuando el mortífero huracán 'María' barrió ferozmente la ínsula con vientos sostenidos de hasta 280 kilómetros por hora. Aunque la cifra de muertos oficial fue de 2.975, se estima que ascendió al menos a 4.000. Otras 30.000 personas perdieron sus casas en un territorio sin agua potable y que registró daños también catastróficos en las comunicaciones, las carreteras, las escuelas y la red eléctrica. Marvel pensó de inmediato en remangarse. «Varios compatriotas que nos dedicamos a la misma profesión nos juntamos para ver qué podíamos hacer entre todos para ayudar. Los arquitectos estamos acostumbrados a pensar en la forma de las cosas, pero también en cómo funcionan. Y sabemos que sin electricidad no funciona nada. No puedes reabrir un negocio, ni siquiera potabilizar el agua. Así que tuvimos claro que había que empezar por ahí», rememora.

Fundaron Resilient Power Puerto Rico, una plataforma sin ánimo de lucro que recauda fondos privados y los canaliza en la compra e instalación de micro redes solares que beneficien al mayor número de personas posible, de la manera más eficiente y limpia y de forma totalmente autónoma. Apenas un mes después de que 'María' embistiera la isla con inusitada furia, la organización ya había logrado recaudar algo más de 260.000 euros de empresas y particulares, con los que colocaron los primeros miniparques de paneles solares de una potencia de cinco kilovatios, suficientes para alimentar una cocina, proporcionar luz y activar los ventiladores de techo. «Pensamos que la manera más eficaz de actuar sería poniendo las instalaciones en centros comunitarios, que después del huracán actuaban (y siguen haciéndolo) como centros de ayuda. Y es lo que estamos haciendo. Nosotros nos ocupamos de redactar los proyectos, contratar a los electricistas y coordinar los trabajos sobre el terreno», señala el técnico boricua.

La tecnología para recoger el calor que desprende el sol resulta «bastante accesible» desde el punto de vista económico, no así las baterías para hacer que las placas funcionen. «Nos pusimos en contacto con Tesla, una de las mayores distribuidoras de baterías para automóviles y casas, y logramos un acuerdo para que nos las vendieran a un precio rebajado. Y hasta ahora ha ido bien, pero esa firma está teniendo problemas de suministro y nosotros necesitamos seguir adelante sin descanso para devolver la luz a muchas personas. Se estima que el 10% de la población de Puerto Rico sigue viviendo sin electricidad ».

Naturaleza y salsa

En el primer año tras el desastre natural, la organización que tutela Marvel ha logrado restaurar la energía a unos 100.000 puertoriqueños a través de su intervención técnica en un total de veintiocho centros comunitarios. «Una de las ventajas de estas micro redes solares es que pueden almacenar energía solar, lo que les permite operar aunque se interrumpe la fuente de alimentación principal, algo que los paneles solares por sí solos no pueden hacer». En otros veinte edificios similares, los proyectos ya han sido aprobados y están a la espera de que arranquen las obras. «Ahora mismo nos urge tener baterías. La ralentización del suministro nos está obligando a adoptar soluciones más imaginativas y menos consistentes para seguir adelante con nuestra ayuda», admite el arquitecto.

El olvido internacional de Puerto Rico, un Estado libre asociado de los Estados Unidos y, por tanto, responsabilidad del presidente Trump, y la desidia demostrada por éste no parecen pintar un panorama nada halagüeño para la antigua colonia española. «Sumamos dos crisis: la económica -la isla se declaró en quiebra apenas unos meses antes de la irrupción de 'María'- y la que ha dejado el huracán», se lamenta Marvel, quien no duda en aprovechar este megáfono para reclamar el regreso del turismo a la isla verde. «Lo necesitamos. Su belleza natural y su energía, encarnada en su vibrante música, siguen ahí», publicita.

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