La Audiencia de Barcelona condena a seis mossos por torturas

Los seis policías condenados cometieron los delitos un 23 de abril de 2016. Sobre la 1 de la mañana, dieron el alto a un vehículo, en el que viajaban dos jóvenes. Tras requerirles para que estacionaran el coche, los chicos reanudaron la marcha. En ese momento, se inició una persecución que terminó con el turismo de los dos jóvenes impactando contra un bloque de hormigón.

Los agentes se acercaron al coche siniestrado y sin que los dos ocupantes les ofrecieran resistencia, según la sentencia, «les golpearon de forma indistinta con puñetazos y patadas en la cara, cabeza y cuerpo», mientras les «insultaban y trataban de intimidarles y humillarles diciendo cosas como 'os podríamos matar y aquí no se enteraría nadie'«. Cortaron además uno de los cinturones con el que les golpearon, «utilizando la zona de la hebilla», señala el fallo. Sufrieron lesiones en la nariz, labio, fractura de costillas y uno de ellos ha perdido la visión en un 90% en el ojo derecho, además de presentar un cuadro de ansiedad intensa, que derivó en un cuadro de trastorno adaptativo ansioso, y posteriormente a depresión mayor, según da por probado el fallo judicial.

Uno de los chicos declaró que mientras les golpeaban les dijeron: «Os vamos a enterrar vivos, sois unos hijos de puta». «Se veía que estaban disfrutando porque se reían», afirmó. El joven que arrancó y se saltó el control, se asustó. Según parece, el coche olía a marihuana. Los acusados negaron en el juicio las agresiones, pero la sentencia da toda la credibilidad a la versión de las víctimas. Uno de los chicos confesó que cuando estaban en el calabozo, los agentes les decían que no denunciaran y que dijeran que las lesiones se las habían hecho en el accidente para así poder cobrar la indemnización.