Curar el cáncer es un asunto global
Inés Gallastegui
Miércoles, 17 de mayo 2017, 02:31
Giovanna Roncador (Trento, Italia, 1967) estudió Biología en Bolonia y durante varios años trabajó allí en un laboratorio de hematopatología. En 1994 se marchó a ... Oxford para aprender con el mejor equipo del mundo en producción de anticuerpos, una herramienta fundamental para la investigación clínica, especialmente del cáncer. En 2000, el recién creado Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) la fichó para crear su laboratorio de anticuerpos monoclonales. Hoy dirige esa unidad, que ha generado más de 2 millones de euros en derechos, y tiene a cinco investigadores a su cargo. «Me ha dado la posibilidad de crecer muchísimo a nivel profesional y aquí tengo una calidad de vida que no tenía en Inglaterra», relata.
El mismo sueldo que en Gran Bretaña no le llegaba para ir a la peluquería -«me ponía las mechas cuando iba de vacaciones a Italia»- o al teatro -«no está al alcance de todos»- le da para vivir bien en nuestro país. Giovanna admite que los italianos se encuentran «cómodos» en España, por el sol, la comida y el carácter. «Me gusta el espíritu de la gente, la simpatía. En el norte de Italia, donde yo nací, son más fríos y menos acogedores». Ella no vino a España por amor, sino por trabajo, pero aquí encontró a un abogado de Alcorcón que es «un producto típico del país», con quien tiene una hija de 9 años. También valora muchísimo el sistema sanitario, sobre todo después de sufrir un cáncer de mama hace dos años. «Al contrario que en Inglaterra, donde tuve problemas, aquí he tenido un soporte médico excelente», afirma.
Pero no todo son parabienes. La bióloga cree que los españoles, en general, pecan de falta de iniciativa y son poco creativos. Le molesta la costumbre patria de calentar el asiento en el puesto de trabajo, en vez de ajustar la jornada laboral a las necesidades de cada día.
A su juicio, el ambiente científico en España se encuentra a medio camino entre Inglaterra, donde la tarea bien hecha se respeta y se premia, e Italia, donde trabajó en un laboratorio «jerárquico y opresivo». La crisis ha sido un duro golpe para la inversión en ciencia. «Incluso en un centro puntero como el CNIO, uno de los mejores del mundo, no tenemos suficiente financiación. El talento se escapa», lamenta.
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